11/02/2020, 19:12
(Última modificación: 11/02/2020, 19:14 por Himura Hana. Editado 2 veces en total.)
Era el día señalado, la hora señalada y el lugar señalado. Hana llevaba ahí media hora. Sabía que si llegaba tarde Eri seguramente la colgase del palo más alto de la villa, en ropa interior con una pancarta en la que pusiese "Intento de Genin". Pero no había contado con lo horrible y tenso que sería esperar a la pelirroja. La última vez que había esperado algo de ella había acabado en un Genjutsu donde la rodeaban cientos de sombras armadas que querían arrancarle la cabeza, las expectativas no eran precisamente que se acercase a ella sonriente con una caja de dangos.
La rubia estaba de pie, en el mismo sitio exacto en que se habían sentado para despedirse hacía dos semanas. Quería decirle que había empezado a estudiar Fuinjutsu, que tenía cientos de ideas y le hacía bastante ilusión, pero no sabía cómo sacar el tema ni como iba a tomarselo Eri. Con lo estricta que había sido con ella la última vez igual se ofendía y le decía que solo lo había hecho porque ella era su sensei y era Uzumaki. Y podía ser que sí, o no. No le había dedicado mucho tiempo a pensar en por qué, sino que se había puesto a repasarlo y entonces había conocido a Datsue y una cosa llevó a la otra.
También tenía pensado cogerse Raiton de segundo elemento, si es que tenía opción. De mayor iba a ser como Eri, una malota que va por ahí pateando a sus alumnos, digo, entrenandolos en el arte de recibir patadas en el culo. Isao le había dicho que ya que a él no le tragaba que se abriese con la Uzumaki. Y lo cierto es que le parecía más fácil hablar con Eri, a pesar de todo lo estricta que era, que con un señor cuarenton con el que tenía una relación basada en discutir y... y nada, discutir.
Se cruzó de brazos, dando golpecitos con el pie al suelo, tensa por la tardanza de su sensei. ¿No se supone que debería ser su ejemplo a seguir?
La rubia estaba de pie, en el mismo sitio exacto en que se habían sentado para despedirse hacía dos semanas. Quería decirle que había empezado a estudiar Fuinjutsu, que tenía cientos de ideas y le hacía bastante ilusión, pero no sabía cómo sacar el tema ni como iba a tomarselo Eri. Con lo estricta que había sido con ella la última vez igual se ofendía y le decía que solo lo había hecho porque ella era su sensei y era Uzumaki. Y podía ser que sí, o no. No le había dedicado mucho tiempo a pensar en por qué, sino que se había puesto a repasarlo y entonces había conocido a Datsue y una cosa llevó a la otra.
También tenía pensado cogerse Raiton de segundo elemento, si es que tenía opción. De mayor iba a ser como Eri, una malota que va por ahí pateando a sus alumnos, digo, entrenandolos en el arte de recibir patadas en el culo. Isao le había dicho que ya que a él no le tragaba que se abriese con la Uzumaki. Y lo cierto es que le parecía más fácil hablar con Eri, a pesar de todo lo estricta que era, que con un señor cuarenton con el que tenía una relación basada en discutir y... y nada, discutir.
Se cruzó de brazos, dando golpecitos con el pie al suelo, tensa por la tardanza de su sensei. ¿No se supone que debería ser su ejemplo a seguir?