14/02/2020, 00:02
Hana no tardó en correr a auxiliar a la kunoichi, quien estaba enfurruñada por su estúpida torcedura de tobillo. Su hermana también se acercó a ella y en cuanto se sentó de nuevo, se encargó de aplicarle chakra en su tobillo para mejorarlo.
— N-no pasa nada, E-Eri-sensei. Tú... ¿estás bien? Sí ¿no? No te vas a... a...
—¿Eh? ¡No, no! ¿Cómo puedes pensar...? No, no, estoy bien, estoy bien, solo me he resbalado —restó importancia mientras agitaba las manos delante de ella, nerviosa por la reacción de la rubia.
Aunque la chica, que parecía ya una fuente por los lagrimones que caían resbalando por sus sonrojadas mejillas, aguantaba delante de ella con toda la fuerza de voluntad que le quedaba. Tragó saliva, sin saber muy bien que decir.
— No... no quiero que te pase nada, y menos por mi culpa. Lo siento, Eri-sensei.
—¡Qué no! —exclamó de nuevo, tomándola por las manos con suavidad—. Tú no tienes culpa de nada, Hana, me he caído porque huía de mi hermano, que quería entrenar conmigo, pero hoy había quedado contigo —explicó con voz dulce, nada parecido a la primera impresión que le había dado semanas atrás—. No me va a pasar nada, de verdad, tú no te preocupes, anda.
Y le dio suaves palmaditas en la cabeza.
—Esto ya está —anunció su hermana, levantándose del suelo. Eri podía volver a mover el tobillo con normalidad—. Vuelvo al trabajo, tú—se dirigió a su hermano—, a la próxima que vuelva tu hermana al hospital por algo así, te corto los huevos.
Y con esa declaración, se andando por el pasillo, donde resonaron sus tacones hasta que desapareció. La gente se había asustado por su declaración, pero pronto volvieron a sus quehaceres como si una genin no estuviera llorando o como si no hubieran amenazado a un chuunin con cortarle sus genitales.
—Eri —llamó el Uzumaki mayor, llevándose ambas manos atrás de su nuca—. Perdóname, intentaré controlarme un poco más de ahora en adelante.
—Está bien, igualmente, te prometí entrenar conmigo —murmuró la hermana menor—. Así que si quiere Hana, podemos entrenar juntos...
— N-no pasa nada, E-Eri-sensei. Tú... ¿estás bien? Sí ¿no? No te vas a... a...
—¿Eh? ¡No, no! ¿Cómo puedes pensar...? No, no, estoy bien, estoy bien, solo me he resbalado —restó importancia mientras agitaba las manos delante de ella, nerviosa por la reacción de la rubia.
Aunque la chica, que parecía ya una fuente por los lagrimones que caían resbalando por sus sonrojadas mejillas, aguantaba delante de ella con toda la fuerza de voluntad que le quedaba. Tragó saliva, sin saber muy bien que decir.
— No... no quiero que te pase nada, y menos por mi culpa. Lo siento, Eri-sensei.
—¡Qué no! —exclamó de nuevo, tomándola por las manos con suavidad—. Tú no tienes culpa de nada, Hana, me he caído porque huía de mi hermano, que quería entrenar conmigo, pero hoy había quedado contigo —explicó con voz dulce, nada parecido a la primera impresión que le había dado semanas atrás—. No me va a pasar nada, de verdad, tú no te preocupes, anda.
Y le dio suaves palmaditas en la cabeza.
—Esto ya está —anunció su hermana, levantándose del suelo. Eri podía volver a mover el tobillo con normalidad—. Vuelvo al trabajo, tú—se dirigió a su hermano—, a la próxima que vuelva tu hermana al hospital por algo así, te corto los huevos.
Y con esa declaración, se andando por el pasillo, donde resonaron sus tacones hasta que desapareció. La gente se había asustado por su declaración, pero pronto volvieron a sus quehaceres como si una genin no estuviera llorando o como si no hubieran amenazado a un chuunin con cortarle sus genitales.
—Eri —llamó el Uzumaki mayor, llevándose ambas manos atrás de su nuca—. Perdóname, intentaré controlarme un poco más de ahora en adelante.
—Está bien, igualmente, te prometí entrenar conmigo —murmuró la hermana menor—. Así que si quiere Hana, podemos entrenar juntos...
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)