20/02/2020, 21:41
Como fue de esperar, el dueño del establecimiento no se tomó nada bien la noticia de la muerte de su pobre perro.
— No llegamos a tiempo para salvarle, lo siento de veras.
—De verdad que lo sentimos, señor, nunca buscamos que sucediera esto. —Fue lo que dijo Eri, aguantándose, de nuevo, decir que los horribles hombres que allí tenía eran los que deberían estar bajo tierra y no su pobre perro.
— Llevaoslos de aquí, por favor. Que se pudran en la cárcel, ni siquiera quiero darles el placer de darles un par de hostias.
Eri asintió, sin replicar, tomando de nuevo al hombre que estaba apresado para arrastrarlo fuera del recinto, antes de que el hombre tuviera que soportar alguna subida de tono de aquellos que se encontraban atados.
—Lo siento de verdad. —Fue lo último que salió de los labios de Eri, bajando la mirada con pena, sabiendo que el hombre se había quedado solo y había perdido a quien probablemente era su mejor amigo.
No tardó mucho en salir, y, una vez fuera, esperó a Yota para acordar llevarlos a la cárcel de Minori.
— No llegamos a tiempo para salvarle, lo siento de veras.
—De verdad que lo sentimos, señor, nunca buscamos que sucediera esto. —Fue lo que dijo Eri, aguantándose, de nuevo, decir que los horribles hombres que allí tenía eran los que deberían estar bajo tierra y no su pobre perro.
— Llevaoslos de aquí, por favor. Que se pudran en la cárcel, ni siquiera quiero darles el placer de darles un par de hostias.
Eri asintió, sin replicar, tomando de nuevo al hombre que estaba apresado para arrastrarlo fuera del recinto, antes de que el hombre tuviera que soportar alguna subida de tono de aquellos que se encontraban atados.
—Lo siento de verdad. —Fue lo último que salió de los labios de Eri, bajando la mirada con pena, sabiendo que el hombre se había quedado solo y había perdido a quien probablemente era su mejor amigo.
No tardó mucho en salir, y, una vez fuera, esperó a Yota para acordar llevarlos a la cárcel de Minori.