21/02/2020, 18:14
Una vez se habían deshecho de los bandidos —no de la manera en la que aquel lado oculto de Eri quería—, Yota y Eri volvieron a encontrarse solos frente a aquel pequeño pueblo donde habían perdido una vida animal innecesaria. Eri suspiró, poniendo ambas manos en su espalda, estirándose con cansancio.
—No olvides lo que hemos acordado hoy aquí, Eri-san. Te veré en verano aquí mismo.
Eri asintió, volviendo a recobrar su postura normal.
—Claro, volveremos a vernos aquí, Yota-san, espero que con nuevas noticias de Juro-san —deseó ella, haciendo un leve asentimiento de cabeza como forma de despedida—. De momento, volveré a Uzushiogakure, así que espero que te vaya lo mejor posible.
Y con un movimiento de mano antes de darse la vuelta, se encaminó hacia las afueras de Minori en dirección a su villa. Ya iba siendo hora de volver a su casa, con las manos vacías y algo de información nueva que compartir.
—No olvides lo que hemos acordado hoy aquí, Eri-san. Te veré en verano aquí mismo.
Eri asintió, volviendo a recobrar su postura normal.
—Claro, volveremos a vernos aquí, Yota-san, espero que con nuevas noticias de Juro-san —deseó ella, haciendo un leve asentimiento de cabeza como forma de despedida—. De momento, volveré a Uzushiogakure, así que espero que te vaya lo mejor posible.
Y con un movimiento de mano antes de darse la vuelta, se encaminó hacia las afueras de Minori en dirección a su villa. Ya iba siendo hora de volver a su casa, con las manos vacías y algo de información nueva que compartir.