22/02/2020, 15:32
Ante la atónita mirada de Katsudon, Kuza y Hanabi —este último lo vio doble, como si un Kage Bunshin de Shanise se estuviese llevando también a un clon de Yui— la segunda al mando llevó a rastras a Yui, tirándole de la oreja como a una niña pequeña.
Con el paso de los días, Hanabi y Katsudon se preguntarían si aquel recuerdo no estaría ligeramente exagerado o distorsionado por el alcohol. Pero en aquellos momentos lo tenían claro.
—¡La hoshtia! —exclamó Hanabi, en parte aliviado. Aliviado porque fuese Yui quien se tuviese que ver con Shanise y no él. ¡En menudo lío había estado a punto de meterse!
—Si es que estaba visto, Hanabi. ¿¡Cómo se te ocurre!?
—Ocurrírseme el… ¡hip!, ¿el qué?
—Ya sabes el qué.
El cerebro de Hanabi, ahogado en alcohol, tardó unos segundos de más en procesar la indirecta.
—Ah, no, no. Yo sholo quería… ¡hip! Sholo quería combatir con ella, Don.
—Claro.
—Que ya sabesh lo que me gushta un buen sparring y que deshde que soy Uzu... Uzu… Uzukaje, tengo el Keiko Bō cogiendo polvo.
—Claro que lo sé, Hanabi. Claro que lo sé.
Hanabi y Katsudon parecían estar hablando de temas totalmente distintos. Y lo siguieron haciendo por unos buenos minutos, hasta que el alcohol terminó por nublarles el juicio —y la vista—, y Kuza se las ingenió para convencerles de que ya era hora de volver al hotel y dormir un poco. ¿Cómo lo consiguió? Bueno, digamos que le pareció ver a Shanise volviendo sola al local. Con los ojos inyectados en sangre y la katana a un costado. O al menos, eso salió de sus labios.
Nada más mencionarlo, Hanabi y Katsudon creyeron que la juerga ya había llegado a su fin y que, como ninjas responsables que eran, lo mejor sería descansar antes del largo viaje que les esperaba de vuelta a casa.
Con el paso de los días, Hanabi y Katsudon se preguntarían si aquel recuerdo no estaría ligeramente exagerado o distorsionado por el alcohol. Pero en aquellos momentos lo tenían claro.
—¡La hoshtia! —exclamó Hanabi, en parte aliviado. Aliviado porque fuese Yui quien se tuviese que ver con Shanise y no él. ¡En menudo lío había estado a punto de meterse!
—Si es que estaba visto, Hanabi. ¿¡Cómo se te ocurre!?
—Ocurrírseme el… ¡hip!, ¿el qué?
—Ya sabes el qué.
El cerebro de Hanabi, ahogado en alcohol, tardó unos segundos de más en procesar la indirecta.
—Ah, no, no. Yo sholo quería… ¡hip! Sholo quería combatir con ella, Don.
—Claro.
—Que ya sabesh lo que me gushta un buen sparring y que deshde que soy Uzu... Uzu… Uzukaje, tengo el Keiko Bō cogiendo polvo.
—Claro que lo sé, Hanabi. Claro que lo sé.
Hanabi y Katsudon parecían estar hablando de temas totalmente distintos. Y lo siguieron haciendo por unos buenos minutos, hasta que el alcohol terminó por nublarles el juicio —y la vista—, y Kuza se las ingenió para convencerles de que ya era hora de volver al hotel y dormir un poco. ¿Cómo lo consiguió? Bueno, digamos que le pareció ver a Shanise volviendo sola al local. Con los ojos inyectados en sangre y la katana a un costado. O al menos, eso salió de sus labios.
Nada más mencionarlo, Hanabi y Katsudon creyeron que la juerga ya había llegado a su fin y que, como ninjas responsables que eran, lo mejor sería descansar antes del largo viaje que les esperaba de vuelta a casa.