Saki, el arte viviente

[Hanamura Kazuma]

Kazuma siguió comiendo en silencio, con una calma que casi le hacía parecer ausente. Sin embargo, en cuanto comprendió que aquella mujer era la persona que estaba buscando pudo sentir como se atragantaba durante unos instantes. Tenía mucho que preguntar, pero su misión era primero; y como no conocía a Kamahora prefería esperar a que Takumi fuera el primero en proceder.

—Sí, sí, gracias por los cumplidos —respondió Saki con desgana—. Entiendo un poco tu posición: eres un chico que se ha embarcado en un largo viaje para conocer a alguien capaz de enseñarle algo y hacerle más “fuerte y sabio”.

» Sin embargo —dijo, poniendo la taza vacía en la mesa—, ¿sabes cuantos como tu han venido buscando lo mismo? Todos son iguales: creen que ser ninja es lo máximo y lo único que tienen; y por eso a todos les he respondido igual, pidiéndoles que se vayan… Dime, tu que por suerte llegaste hasta aquí, ¿Por qué habría de darte lo que quieres?

Sentía sus palabras dentro de ella tal como las decía. Aquella era una de las ventajas de la edad, se perdía el miedo o la incomodidad de decir lo que realmente se sentía. Aunque no podía ocultar cierto matiz de extrañeza, pues era raro que alguien tan joven, aunque fuese marionetista, supiese de ella.