27/02/2020, 21:49
Kazuma llego a aquel rebaño de féminas bellas y perfumadas con determinación, aunque estas parecían no tener mucho interés en él. Solo una, un poco divertida por lo fuera de lugar que se veía, le siguió el juego.
—Hola, soy Kazuma —dijo con suavidad de hombre precavido, mientras señalaba con la mano la mesa—. Quería saber si tú y algunas amigas quisieran acompañarnos un rato; solo para charlar y relajarnos un poco.
—Hola, soy Hitomi —respondió, imitándole con humor—. Eres un poco lindo, pero la verdad es que el ambiente luce un poco sombrío en aquel sitio.
La muchacha, rápida y astuta, observo con atención los rostros de Juro y Datsue; y aunque no sabía leer los labios, las expresiones serias y un tanto preocupadas le decían que era mejor mantenerse a distancia.
—De todas formas, es inusual ver a un ninja tan joven por aquí, ¿a que han venido? —inquirió, apuntándole con unos ojos azules y oscuros, de mirada expectante.
—Bueno, yo solo soy un genin, pero mi sensei y su amigo son jōnin —confeso con humildad—. Estábamos en la competencia y pensé que probar un lugar de estos sería una buena manera de celebrar.
Los ojos de Hitomi brillaron, y una de sus amigas cercanas le recordó algo sobre un ninja musculoso que había conseguido una victoria en la primera competencia del Tetsu no Chōsen. No necesitó mucho más para decidirse. Además, su experiencia con galanes y mentirosos le decía que aquel muchachito de ojos grises no mentía y no tenía malas intenciones.
—Mis amigas y yo teníamos planeado pasar una noche de chicas, ¿sabes? —alego, jugando con un mechón de su cabello castaño—, pero como me los has pedido tan amablemente, creo que podríamos acompañarles un rato… Aunque será mejor que no nos aburran ni intenten nada raro.
—No te preocupes, mi sensei y, por extensión, su amigo, son gente honesta y genial; seguro nos la pasaremos bien —aseguro con convicción.
La muchacha rio con fuerza ante el hecho de que una declaración tan seria se oyera en un lugar como aquel y por un motivo tan banal. De alguna manera, le resultaba refrescante en medio de tanta perfidia y apariencia. Le tomo por el brazo y le llevo, junto con un pequeño sequito de señoritas, hasta la mesa.
Con la confianza que solo puede conferir el saberse atractivas ante cualquiera, las muchachas se acomodaron en la mesa. Se limitaron a dejar sonrientes “con permiso” como pago por su enérgica intromisión. De tal manera que, antes de darse cuenta, cada uno de aquellos ninjas estaba flanqueado por dos hermosas mujeres.
—He vuelto… con éxito —informo Kazuma cuando estuvo sentado y vio aquella media luna de asientos llenos a su máxima capacidad.
—¿Qué tal si son los chicos quienes se presentan primero? —propuso Hitomi, tomando la iniciativa.
—Hola, soy Kazuma —dijo con suavidad de hombre precavido, mientras señalaba con la mano la mesa—. Quería saber si tú y algunas amigas quisieran acompañarnos un rato; solo para charlar y relajarnos un poco.
—Hola, soy Hitomi —respondió, imitándole con humor—. Eres un poco lindo, pero la verdad es que el ambiente luce un poco sombrío en aquel sitio.
La muchacha, rápida y astuta, observo con atención los rostros de Juro y Datsue; y aunque no sabía leer los labios, las expresiones serias y un tanto preocupadas le decían que era mejor mantenerse a distancia.
—De todas formas, es inusual ver a un ninja tan joven por aquí, ¿a que han venido? —inquirió, apuntándole con unos ojos azules y oscuros, de mirada expectante.
—Bueno, yo solo soy un genin, pero mi sensei y su amigo son jōnin —confeso con humildad—. Estábamos en la competencia y pensé que probar un lugar de estos sería una buena manera de celebrar.
Los ojos de Hitomi brillaron, y una de sus amigas cercanas le recordó algo sobre un ninja musculoso que había conseguido una victoria en la primera competencia del Tetsu no Chōsen. No necesitó mucho más para decidirse. Además, su experiencia con galanes y mentirosos le decía que aquel muchachito de ojos grises no mentía y no tenía malas intenciones.
—Mis amigas y yo teníamos planeado pasar una noche de chicas, ¿sabes? —alego, jugando con un mechón de su cabello castaño—, pero como me los has pedido tan amablemente, creo que podríamos acompañarles un rato… Aunque será mejor que no nos aburran ni intenten nada raro.
—No te preocupes, mi sensei y, por extensión, su amigo, son gente honesta y genial; seguro nos la pasaremos bien —aseguro con convicción.
La muchacha rio con fuerza ante el hecho de que una declaración tan seria se oyera en un lugar como aquel y por un motivo tan banal. De alguna manera, le resultaba refrescante en medio de tanta perfidia y apariencia. Le tomo por el brazo y le llevo, junto con un pequeño sequito de señoritas, hasta la mesa.
Con la confianza que solo puede conferir el saberse atractivas ante cualquiera, las muchachas se acomodaron en la mesa. Se limitaron a dejar sonrientes “con permiso” como pago por su enérgica intromisión. De tal manera que, antes de darse cuenta, cada uno de aquellos ninjas estaba flanqueado por dos hermosas mujeres.
—He vuelto… con éxito —informo Kazuma cuando estuvo sentado y vio aquella media luna de asientos llenos a su máxima capacidad.
—¿Qué tal si son los chicos quienes se presentan primero? —propuso Hitomi, tomando la iniciativa.
![[Imagen: aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif]](https://i.pinimg.com/originals/aa/b6/87/aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif)