2/03/2020, 01:02
—¿La Armería Escarlata? Oh, ya veo. Te has confundido. A pesar de su nombre, es solo una tienducha al otro lado de la avenida principal, dónde venden materiales y herramientas para herrero —el chico se encogió de hombros—. Es bastante confuso, la verdad. Yo lo sé porque he vivido varios años aquí. Conozco cada palma de este lugar.
—Ya veo… —dijo tratando de recordar la disposición de la avenida principal.
Sus pensamientos pronto le llevaron a preguntarse como aquel muchacho sabía tanto de aquella organización. No tardó mucho en darse cuenta que aquella pregunta era trivial: era probable que tras mucho tiempo siguiéndoles hubiese ido recolectando trozos de información. ¿Qué tanto tiempo? Aquello tampoco tenía mucha importancia; debía ser mucho, una parte importante de su vida. La verdadera pregunta, la interesante, era otra:
—¿Y cómo te relacionas tú con ellos? —arrojo con serenidad—. ¿Eres un agente de la ley o te mueven motivos más personales? Ajuste de cuentas, ¿quizá?
—Ya veo… —dijo tratando de recordar la disposición de la avenida principal.
Sus pensamientos pronto le llevaron a preguntarse como aquel muchacho sabía tanto de aquella organización. No tardó mucho en darse cuenta que aquella pregunta era trivial: era probable que tras mucho tiempo siguiéndoles hubiese ido recolectando trozos de información. ¿Qué tanto tiempo? Aquello tampoco tenía mucha importancia; debía ser mucho, una parte importante de su vida. La verdadera pregunta, la interesante, era otra:
—¿Y cómo te relacionas tú con ellos? —arrojo con serenidad—. ¿Eres un agente de la ley o te mueven motivos más personales? Ajuste de cuentas, ¿quizá?