2/03/2020, 23:18
—¡NO. SE. CIERRA. LA. PUERTA!
Al girarse, Hana vería a la amable y preocupada por su hermana Hotaru llena de ira, algo inconcebible para la rubia, pues solo había cerrado una puerta. Al ver como cargaba una cantidad tal de chakra que hasta era visible en su puño derecho, la genin alzó los brazos para interponerlos entre ella y su agresora.
— Y-y-y-ya la abro, Hotaru-san. L-l-l-lo siento. — sin embargo, sus palabras caían en saco roto.
Por suerte, Eri apareció para salvar el día. Salió por la misma puerta, agarró a Hana y ambas salieron de ahí a toda prisa. Esta vez, a la rubia no le costó seguir el ritmo de su sensei, casi hasta iba más rápido que ella y todo, viendo su vida pender de un hilo. No le gustaba saber que Eri no era la más aterradora en su familia, ni la que más rápido podía ponerse de mala hostia.
Una vez en la seguridad de una buena distancia de la casa de Hotaru, ambas kunoichis se pararon.
— Ahora sí... que mejor me voy... a desmayarme a mi casa. — dijo Hana apoyando sus manos en sus rodillas mientras intentaba recuperar el aliento y el alma, que se le había salido por la boca.
Al girarse, Hana vería a la amable y preocupada por su hermana Hotaru llena de ira, algo inconcebible para la rubia, pues solo había cerrado una puerta. Al ver como cargaba una cantidad tal de chakra que hasta era visible en su puño derecho, la genin alzó los brazos para interponerlos entre ella y su agresora.
— Y-y-y-ya la abro, Hotaru-san. L-l-l-lo siento. — sin embargo, sus palabras caían en saco roto.
Por suerte, Eri apareció para salvar el día. Salió por la misma puerta, agarró a Hana y ambas salieron de ahí a toda prisa. Esta vez, a la rubia no le costó seguir el ritmo de su sensei, casi hasta iba más rápido que ella y todo, viendo su vida pender de un hilo. No le gustaba saber que Eri no era la más aterradora en su familia, ni la que más rápido podía ponerse de mala hostia.
Una vez en la seguridad de una buena distancia de la casa de Hotaru, ambas kunoichis se pararon.
— Ahora sí... que mejor me voy... a desmayarme a mi casa. — dijo Hana apoyando sus manos en sus rodillas mientras intentaba recuperar el aliento y el alma, que se le había salido por la boca.