21/12/2015, 00:05
Anecdóticamente, el chico contestó con no menos de mil preguntas. Bueno, chico por llamarlo de alguna manera... las apariencias podían engañar, y de él apenas podía ver siquiera el rostro. De hecho, éste se cubrió aún mas el mencionado, buscando permanecer en el anonimato. El albino torció el rostro, quizás buscando un punto de visión mas adecuado... pero no, éste punto de vista nuevo no ayudó en nada.
El sombrero de paja aguardaba una respuesta, pero ante tantas preguntas responder era difícil. Además, ¿Qué responder primero? ¿Y porqué? Él no había respondido a su pregunta, el albino estaba en su derecho de evadir las preguntas también.
—¿Esperar la muerte? No, ni hablar... aún quedan muchas almas por liberar.— Contestó de manera rotunda.
Sabía que dar ese tipo de respuestas no podía hacer mas que meterlo en problemas... pero ya a éstas alturas comenzaba a dar igual. ¿Qué tenia para perder? ¿Una aldea? ¿Una casa? ¿Una familia? No, no había nada que pudiese perder ya.
Con parsimonia, el albino dejó caer la capucha hacia detrás, mostrando su rostro a su antagonista. Sus ojos de colores dispares se clavaron de nuevo en el sombrero de paja, no esperaba intimidarlo, al menos no demasiado.
—¿Sabes? Es de mala educación entrar en la ciudad de otra persona y no presentarse siquiera...—
El sombrero de paja aguardaba una respuesta, pero ante tantas preguntas responder era difícil. Además, ¿Qué responder primero? ¿Y porqué? Él no había respondido a su pregunta, el albino estaba en su derecho de evadir las preguntas también.
—¿Esperar la muerte? No, ni hablar... aún quedan muchas almas por liberar.— Contestó de manera rotunda.
Sabía que dar ese tipo de respuestas no podía hacer mas que meterlo en problemas... pero ya a éstas alturas comenzaba a dar igual. ¿Qué tenia para perder? ¿Una aldea? ¿Una casa? ¿Una familia? No, no había nada que pudiese perder ya.
Con parsimonia, el albino dejó caer la capucha hacia detrás, mostrando su rostro a su antagonista. Sus ojos de colores dispares se clavaron de nuevo en el sombrero de paja, no esperaba intimidarlo, al menos no demasiado.
—¿Sabes? Es de mala educación entrar en la ciudad de otra persona y no presentarse siquiera...—