16/03/2020, 22:05
(Última modificación: 16/03/2020, 22:07 por Taka Kisame. Editado 1 vez en total.)
No se enfadó, pero lamentó profundamente no haberse explicado lo suficientemente bien. Porque si, ese era su pensamiento, que quizás no le había dejado lo suficientemente claro lo que tenía que decirle. Se acercó un poco más a el y, mirándole desde arriba, tras su espalda y de pie pensó unos segundos en la mejor forma de actuar. Quizás intimidarle era buena idea, pero sabía que precisamente eso no se le daba tan de perlas como desearía, así que optó por darle un razonamiento lo suficientemente claro y aplastante como para dejarle sin palabras.
-En primer lugar, y perdona si no me he explicado con claridad. Nosotros estamos aquí para hacer nuestro trabajo, y ni tu, ni cien como tú son nadie para cuestionar lo que hace o deja de hacer un shinobi... ¿Te queda claro? Por algo nosotros nos encargamos de protegerte el culo a tí y al resto de civiles. En segundo lugar, si no eres tu, no debería importarte que yo mismo te acompañara esta noche a ver a tu madre. Como bien he dicho, no eres digno de, ni siquiera poder pensar en cuestionar lo que nosotros creemos correcto para el buen rumbo de nuestra misión. Tu jefa se queja de que alguien con una jerga similar a la de mi compañero y... Ahora que lo dices, la tuya, le está molestando. No, amigo, no voy a dejar escapar ese gazapo que te has mandado. La has cagado, Keisuke, deja de intentar aparentar que tienes la situación bajo control porque estás contra las cuerdas. Estoy seguro de que el culpable eres tú y no voy a parar hasta que lo demuestre, de una manera u otra. -Dijo, en tono frío y todo lo intimidante que sabía desde su espalda, para luego caminar unos pasos hasta colocarse a su izquierda y agacharse, para mirarle directamente a la cara - Y... Para tu información, los shinobi nos encargamos de diversas tareas... Y puedes creerme, no es la primera vez que acompañamos a una señora mayor de noche, ni que repartimos correo ni que hacemos cualquier tipo de tarea mundana. Y estoy seguro de que Amekoro-sama estaría conforme con mi decisión, así que, si no tienes nada más que objetar, te ruego que bajes esos humos y te ciñas a mis órdenes -Respondió, con tono amenazante ahora.
Si, quizás era un poco abusar de su poder, pero tenía que dejarle las cosas claras a aquel hombre. Ni estaba a su nivel, ni nunca lo estaría y prefería dejárselo lo suficientemente claro antes de tener que ensartarle todas y cada una de las extremidades en una roca afilada. Miró a su compañero con una mezcla entre complicidad y seriedad y pensó para que le escuchara.
-No es buena idea intentar ir de bueno. Se está riendo en nuestra cara, un civil. ¿No te da vergüenza? -Pensó mientras volvía a mirar a Keisuke fijamente. si las miradas matasen, ya habrían publicado su esquela.
-En primer lugar, y perdona si no me he explicado con claridad. Nosotros estamos aquí para hacer nuestro trabajo, y ni tu, ni cien como tú son nadie para cuestionar lo que hace o deja de hacer un shinobi... ¿Te queda claro? Por algo nosotros nos encargamos de protegerte el culo a tí y al resto de civiles. En segundo lugar, si no eres tu, no debería importarte que yo mismo te acompañara esta noche a ver a tu madre. Como bien he dicho, no eres digno de, ni siquiera poder pensar en cuestionar lo que nosotros creemos correcto para el buen rumbo de nuestra misión. Tu jefa se queja de que alguien con una jerga similar a la de mi compañero y... Ahora que lo dices, la tuya, le está molestando. No, amigo, no voy a dejar escapar ese gazapo que te has mandado. La has cagado, Keisuke, deja de intentar aparentar que tienes la situación bajo control porque estás contra las cuerdas. Estoy seguro de que el culpable eres tú y no voy a parar hasta que lo demuestre, de una manera u otra. -Dijo, en tono frío y todo lo intimidante que sabía desde su espalda, para luego caminar unos pasos hasta colocarse a su izquierda y agacharse, para mirarle directamente a la cara - Y... Para tu información, los shinobi nos encargamos de diversas tareas... Y puedes creerme, no es la primera vez que acompañamos a una señora mayor de noche, ni que repartimos correo ni que hacemos cualquier tipo de tarea mundana. Y estoy seguro de que Amekoro-sama estaría conforme con mi decisión, así que, si no tienes nada más que objetar, te ruego que bajes esos humos y te ciñas a mis órdenes -Respondió, con tono amenazante ahora.
Si, quizás era un poco abusar de su poder, pero tenía que dejarle las cosas claras a aquel hombre. Ni estaba a su nivel, ni nunca lo estaría y prefería dejárselo lo suficientemente claro antes de tener que ensartarle todas y cada una de las extremidades en una roca afilada. Miró a su compañero con una mezcla entre complicidad y seriedad y pensó para que le escuchara.
-No es buena idea intentar ir de bueno. Se está riendo en nuestra cara, un civil. ¿No te da vergüenza? -Pensó mientras volvía a mirar a Keisuke fijamente. si las miradas matasen, ya habrían publicado su esquela.