12/04/2020, 10:47
Juro esperó que alguno de los participantes fuera el responsable: al fin y al cabo, sería juzgado y expulsado. Datsue ganaría crédito y quedaría como una víctima, que probablemente pasaría a la siguiente etapa. Pero no, las cosas no solían ser más fáciles en su mundo. La saboteadora era una mujer que se encontraba en las gradas.
« Tiene sentido. Podría ser una shinobi aliada con uno de los participantes » — Rapidamente, se dio cuenta de lo que significaba: si no ayudaba a Datsue, se acabó.
— Está bien. Dejamelo a mí — Juro pensó: enfrentarse a ella no era una buena idea. Había visto la reacción del juez ante el ninjutsu, y en ningún caso quería que acusaran a Datsue de trampas por vincularlo con él. Tenía que ser mucho más discreto. Desgraciadamente, él no poseía una habilidad capaz de desestabilizarla de esa manera (y aun así, de poco serviría, llegados al caso).
No. Tenía que evitar un confrontamiento. Pero tenía que mantenerle el ojo puesto.
—Si me disculpas, Kazuma-kun, necesito excusarme por unos segundos — susurró a su alumno, con una sonrisa. No tenía tiempo para explicárselo a su alumno. y si se lo llevaba, sería aún más sospecho. Luego tendría que contarle todo, claro está.
Mientras caminaba, se despojó de su bandana y la guardó en su portaobjetos, escondido tras el pantalón. El chaleco no lo llevaba: de esta forma, parecía un civil normal y corriente. Si la mujer creía que un shinobi le estaba atacando, la cosa podría ponerse fea y empeoraría aún más la situación.
En su diesta, llevaba una botella de agua fría que había cogido antes de entrar. En fin. Tendría que bastar.
Recordado la descripción de la mujer, Juro la ubicó en la primera fila, detrás de Datsue. El marionetista comenzó a caminar, fingiendo una ligera cojera en su pierna derecha. Lo que comenzó siendo cojera, al final, acabó en un tropiezo accidental entre la valla y la pierna de la persona que estaba sentada al lado de la chica. La botella, por supuesto, estaba accidentalmente destapada.
Todo el agua fría se desparramó sobre la cabeza, la cara, la vestimenta y el cuerpo de la chica. La cara de Juro fue un poema: después de todo, ya sabía fingir muy bien cuando llegaba la situación.
— ¡Lo siento! ¡Lo siento muchísimo señorita! — exclamó el chico —. ¡No sabe cuánto lo siento! Me siento fatal. Necesita cambiarse cuanto antes o cogerá una pulmonía. ¿Tiene ropa de cambio? Yo mismo le compraré algo si hace falta. Es lo menos que puedo hacer.
Juro se puso a su lado, dejando claro que no iba a marcharse sino podía reparar su agravio. Y eso tenía pensado él. Desde luego, bajo su mirada atenta, la chica no iba a hacer nada.
« Tiene sentido. Podría ser una shinobi aliada con uno de los participantes » — Rapidamente, se dio cuenta de lo que significaba: si no ayudaba a Datsue, se acabó.
— Está bien. Dejamelo a mí — Juro pensó: enfrentarse a ella no era una buena idea. Había visto la reacción del juez ante el ninjutsu, y en ningún caso quería que acusaran a Datsue de trampas por vincularlo con él. Tenía que ser mucho más discreto. Desgraciadamente, él no poseía una habilidad capaz de desestabilizarla de esa manera (y aun así, de poco serviría, llegados al caso).
No. Tenía que evitar un confrontamiento. Pero tenía que mantenerle el ojo puesto.
—Si me disculpas, Kazuma-kun, necesito excusarme por unos segundos — susurró a su alumno, con una sonrisa. No tenía tiempo para explicárselo a su alumno. y si se lo llevaba, sería aún más sospecho. Luego tendría que contarle todo, claro está.
Mientras caminaba, se despojó de su bandana y la guardó en su portaobjetos, escondido tras el pantalón. El chaleco no lo llevaba: de esta forma, parecía un civil normal y corriente. Si la mujer creía que un shinobi le estaba atacando, la cosa podría ponerse fea y empeoraría aún más la situación.
En su diesta, llevaba una botella de agua fría que había cogido antes de entrar. En fin. Tendría que bastar.
Recordado la descripción de la mujer, Juro la ubicó en la primera fila, detrás de Datsue. El marionetista comenzó a caminar, fingiendo una ligera cojera en su pierna derecha. Lo que comenzó siendo cojera, al final, acabó en un tropiezo accidental entre la valla y la pierna de la persona que estaba sentada al lado de la chica. La botella, por supuesto, estaba accidentalmente destapada.
Todo el agua fría se desparramó sobre la cabeza, la cara, la vestimenta y el cuerpo de la chica. La cara de Juro fue un poema: después de todo, ya sabía fingir muy bien cuando llegaba la situación.
— ¡Lo siento! ¡Lo siento muchísimo señorita! — exclamó el chico —. ¡No sabe cuánto lo siento! Me siento fatal. Necesita cambiarse cuanto antes o cogerá una pulmonía. ¿Tiene ropa de cambio? Yo mismo le compraré algo si hace falta. Es lo menos que puedo hacer.
Juro se puso a su lado, dejando claro que no iba a marcharse sino podía reparar su agravio. Y eso tenía pensado él. Desde luego, bajo su mirada atenta, la chica no iba a hacer nada.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60