Los heraldos del Remolino

[Tsukisame Takumi]

—Seguro que lo harás bien, ten confianza. Y si necesitas que alguien ponga a punto tus armas, avísame.

—Bueno, mi arma es una marioneta, no se si has trabajado antes con ellas. —Trabajar con marionetas era complicado si no las conocías bien, sus mecanismos han de estar pulidos a la perfección para que su funcionamiento sea el más óptimo.

—Yo no participe en la anterior, pero viendo como estan las cosas... Me preocupa Kusagakure, seguro que han ordenado a sus ninjas, que si se cruzan con algún Jinchuriki en los emparejamientos, lo maten por "accidente".

—Bueno, no conozco en persona a Ayame-san, pero si alguno se cruza con Datsue... Creo que el problema lo va a tener el kusajin en cuestión. Aunque tienes razón, yo ya les dije a Datsue y Eri que tuviesen cuidado a la hora de combatir. Espero que me hagan caso y todo esto no acabe en una guerra. Sinceramente, no sé en qué piensa Kusagakure, pero si han llegado tan lejos como para romper la alianza... No sé con qué pueden salir ahora...

—P-pero... ¿Kusagakure puede llegar a esos extremos? Oí que habían roto la alianza por la muerte de su kage a manos de su jinchūriki, pero no me imaginaba que pudieran llegar a esos extremos... Encima en medio de un torneo supuestamente "amistoso". ¿No tendrán valor de intentar matar a nuestros jinchūriki? Lo que menos me apetece sería entrar en una guerra. —Lo que le faltaba, huir de las guerras del País del Viento y acabar metido en una entre Aldeas, encima como soldado.

—No se, no confío en que sea más calmado..

—Por desgracia, yo tampoco.

—Si la cosa está así rezo porque no me toque combatir con nadie de la Hierba.