14/04/2020, 23:36
El Yotsuki en realidad, se estaba refiriendo a Uchiha Datsue, el Jinchūriki de la Espiral. Más que nada, por su propia riña personal. Si se llegaban a enfrentar, nada garantizaba que alguna mala decisión con camuflaje de accidente no fuera a ocurrir.
—Oeh ¿Ya te estás durmiendo? — Exclamó al ver al otro chico bostezar. Aunque le parecía difícil pode llegar a conciliar el sueño con todo el escándalo de la fiesta.
—Bueno era de esperarse de alguien que no suele rondar por acá, se necesita cierta determinación para aguantar en la fiesta — Se puso de pie. —Cómo dije, aquí será hasta que el cuerpo aguante, ¡ASÍ QUE DEBE SEGUIR EL CONCIERTO! — Tomó su guitarra de pronto y la rasgó con un estridente sonido que bien pudo haberle reventado los oídos a su interlocutor. —Siempre es bueno tenre alguien con quién charlar, y recuerda que acá las puertas siempre estarán abiertas para quién quiera volver. Quién quita y quizá tú algún día también seas parte de la familiy —. le guiñó el ojo. —Ahí lo dejo a como quieras tomártelo.
El resto de los comensales empezaron a auparlo luego de aquel riff, aplaudiendo para que se subiera el escenario.
—All right, ¡a la gente lo que pida!— Pegó un gran salto por encima de las mesas, subiéndose a la tarima con presteza mientras los asombrados seguían coreando para exigir una nueva pieza. —¡YOOOOSHAAAAAAAAAA!
Y de ahí ya no iba a bajarlo nadie. Aparentemente la tristeza se había ido tan fácil como vino, ¿o era la música lo que le devolvió a su habitual yo? Los gritos y las cabezas sacudiéndose de un lado a otro no parecían frenar. El otro chico de la trenza aparentemente también se había marchado. La algarabía duraría hasta la madrugada.
—Oeh ¿Ya te estás durmiendo? — Exclamó al ver al otro chico bostezar. Aunque le parecía difícil pode llegar a conciliar el sueño con todo el escándalo de la fiesta.
—Bueno era de esperarse de alguien que no suele rondar por acá, se necesita cierta determinación para aguantar en la fiesta — Se puso de pie. —Cómo dije, aquí será hasta que el cuerpo aguante, ¡ASÍ QUE DEBE SEGUIR EL CONCIERTO! — Tomó su guitarra de pronto y la rasgó con un estridente sonido que bien pudo haberle reventado los oídos a su interlocutor. —Siempre es bueno tenre alguien con quién charlar, y recuerda que acá las puertas siempre estarán abiertas para quién quiera volver. Quién quita y quizá tú algún día también seas parte de la familiy —. le guiñó el ojo. —Ahí lo dejo a como quieras tomártelo.
El resto de los comensales empezaron a auparlo luego de aquel riff, aplaudiendo para que se subiera el escenario.
—All right, ¡a la gente lo que pida!— Pegó un gran salto por encima de las mesas, subiéndose a la tarima con presteza mientras los asombrados seguían coreando para exigir una nueva pieza. —¡YOOOOSHAAAAAAAAAA!
Y de ahí ya no iba a bajarlo nadie. Aparentemente la tristeza se había ido tan fácil como vino, ¿o era la música lo que le devolvió a su habitual yo? Los gritos y las cabezas sacudiéndose de un lado a otro no parecían frenar. El otro chico de la trenza aparentemente también se había marchado. La algarabía duraría hasta la madrugada.