23/12/2015, 06:46
~ ¿Es que esta chica no me escucha? ~ Se cuestionaba la rubia que estaba tentada a irse corriendo dejándole el asuntito a la albina pero por algún extraño motivo sentía que debía quedarse, por lo menos hasta que la chica abandonase la idea de quedarse junto al miope. - Te dije, tenemos que irnos de aquí. - Indicó la mayor que ya ni siquiera podía estarse quieta y había empezado a enrollarse un brazo con su propio cabello.
Si, había quedado de nuevo inconsciente por un hermoso chorro de sangre que casi podría haberlo despegado del suelo como un cohete y que a Noemi le hizo dar un pequeño saltito de asombro, estaba al borde de un ataque de nervios pero tendría que aguantarlo, por lo menos hasta que se digne a irse o que la albina aceptase la propuesta pero ninguna de ambas posibilidades se hizo presente.
El hombre de pequeños ojos se levantó como si nada le hubiese pasado en todo ese tiempo que estuvo inconsciente y comenzó a hablarles de una manera completamente diferente de la anterior. Ahora mismo la de Taki estaba simplemente estupefacta por lo que estaba presenciando, un hombre completamente empapado en su propia sangre con unas gafas que le hacía ver como si tuviese ojos más grandes que su propia cara les estaba hablando de una manera más que cordial.
No, Noemi no lo creía y lentamente fue levantando una mano con solo el dedo índice levantado en dirección al miope. - ¿Es en serio...? - Preguntó con un tonito tembloroso.
Llevaba bastante tiempo acostumbrada a ser el centro de atención y hacer que más de uno comience a babearse con solo hacer acto de presencia, pero lo que estaba pasando ahora mismo la superaba con creces. - ¿No sería mejor que te vayas a buscar a Kagome...? - Respondió claramente nerviosa la rubia que ahora tenía una lucha con su cabellera ya que se le había quedado atrapado el brazo, un suceso sin lugar a dudas nunca antes visto en especial porque aquella dorada melena recibía la atención suficiente para no enredarse incluso luego de diez horas seguidas de sueño.
Si, había quedado de nuevo inconsciente por un hermoso chorro de sangre que casi podría haberlo despegado del suelo como un cohete y que a Noemi le hizo dar un pequeño saltito de asombro, estaba al borde de un ataque de nervios pero tendría que aguantarlo, por lo menos hasta que se digne a irse o que la albina aceptase la propuesta pero ninguna de ambas posibilidades se hizo presente.
El hombre de pequeños ojos se levantó como si nada le hubiese pasado en todo ese tiempo que estuvo inconsciente y comenzó a hablarles de una manera completamente diferente de la anterior. Ahora mismo la de Taki estaba simplemente estupefacta por lo que estaba presenciando, un hombre completamente empapado en su propia sangre con unas gafas que le hacía ver como si tuviese ojos más grandes que su propia cara les estaba hablando de una manera más que cordial.
No, Noemi no lo creía y lentamente fue levantando una mano con solo el dedo índice levantado en dirección al miope. - ¿Es en serio...? - Preguntó con un tonito tembloroso.
Llevaba bastante tiempo acostumbrada a ser el centro de atención y hacer que más de uno comience a babearse con solo hacer acto de presencia, pero lo que estaba pasando ahora mismo la superaba con creces. - ¿No sería mejor que te vayas a buscar a Kagome...? - Respondió claramente nerviosa la rubia que ahora tenía una lucha con su cabellera ya que se le había quedado atrapado el brazo, un suceso sin lugar a dudas nunca antes visto en especial porque aquella dorada melena recibía la atención suficiente para no enredarse incluso luego de diez horas seguidas de sueño.