Manos manchadas

[Uchiha Datsue]

Datsue asintió.

—Bueno, si otra persona habla con los labios cerca del sello cuando lo tienes activo también lo escucharía. Funciona igual a un teléfono, eso. Pero vaya, mientras no descuelgues dicho teléfono, yo no tendría opción a escucharte. En ningún caso.

¿Podría llegar a hacerlo? Oh, sí. Podría estudiar la forma de alterar dicha técnica para poder espiar a sus compañeros sin que estos se enterasen. Pero aquel fūinjutsu no había nacido para eso. Su esencia era la de crear lazos, unir a la gente. No darles una puñalada trapera por la espalda.

—Entonces qué, ¿te lo pongo? Tienes que elegir un número que no sea el cuatro, siete o nueve. Tampoco el dos —añadió, a última hora—. ¿Cuántos tentáculos tenía Gyūki? —Ya que le gustaban tanto los tentáculos, a Datsue le parecía apropiado poner aquel número—. Ah, y tienes que elegir dónde quieras que te lo ponga. Ahorrémonos los chistes, ya los oí de todos los colores y formas siempre que digo esto. —Y probablemente la mayoría de labios de la misma persona: Inuzuka Nabi. Gamberro hasta la sepultura.