7/05/2020, 14:40
Sus senbons viajaron lejos, pero no encontraron objetivo. Chistó mientras volvía a estar alerta. ¿Dónde estaría Ayame? ¿Dónde?
De nuevo, su canto de sirena la atrajo. Venía desde arriba, justo donde había lanzado su técnica acuática. Esta vez, el canto era suave, sin letra, sin significado, hasta que lo acompañó el sonido de un kunai dirigiéndose rápidamente hacia ella. Eri a duras penas consiguió esquivar el golpe directo, pero sí que cortó su brazo, haciendo que se llevara la mano diestra a su brazo herido sin perder de vista el lugar desde donde había venido.
Comenzó a correr y saltó hacia el lugar desde donde provenía su voz con el puño en alto para intentar desestabilizarla, dispuesta a buscar a Ayame entre aquella dichosa niebla que las separaba.
De nuevo, su canto de sirena la atrajo. Venía desde arriba, justo donde había lanzado su técnica acuática. Esta vez, el canto era suave, sin letra, sin significado, hasta que lo acompañó el sonido de un kunai dirigiéndose rápidamente hacia ella. Eri a duras penas consiguió esquivar el golpe directo, pero sí que cortó su brazo, haciendo que se llevara la mano diestra a su brazo herido sin perder de vista el lugar desde donde había venido.
Comenzó a correr y saltó hacia el lugar desde donde provenía su voz con el puño en alto para intentar desestabilizarla, dispuesta a buscar a Ayame entre aquella dichosa niebla que las separaba.