8/06/2020, 14:15
Y allí estábamos ambos, uno frente a otro, heridos de gravedad. Lo que antes había sido un frenético intercambio de golpes, ahora era parecía una eterna y larga pausa para relajarse. En realidad no había pasado tanto tiempo, pero entre el dolor, la velocidad a la que me latía el corazón y la emoción de la batalla, parecía una eternidad.
Mi rival no estaba moviéndose. Solo se estaba protegiendo, en guardia, con los brazos en alto, preparada para mi siguiente golpe. ¿Era eso? ¿Estaba esperando que yo fuese a por ella? En ese caso quizás debía lanzarme al ataque, pero con cabeza, quizás quería que la atacase por que tenia algo preparado. Tenia que hacerlo con cuidado, una patada como las de hacia un momento, y estaría fuera de combate.
Sin embargo, cuando fui a dar un paso hacia delante, sus brazos cayeron a los lados. ¿Que estaba haciendo? ¿Iba a correr hacia mi? ¿Volvería a saltar con ese movimiento tan impresionante que había dejado el suelo del estadio echo pedazos? Me quedé quieto y puse la espada por delante por lo que pudiera venir, mientras me prepara por si tenia que utilizar alguna técnica. No me quedaba mucho chakra, pero si tenia que agotarlo, lo haría.
Sin embargo, no sucedió nada. Absolutamente nada. Quería decir algo. Para ver si me respondia, pero con aquel dolor, mi boca se negaba a moverse. ¿Que tenia que hacer? ¿Me abalanzaba o esperaba a que reaccionara? La madera bajo sus pies estaba cada vez mas roja por la sangre, pero ella no parecía hacer nada.¿Acaso era una ilusión? ¿Me estaba enfrentando a eso?
No fue hasta que aparecieron los sanitarios para llevarse a la muchacha hasta que me di cuenta de que se había desmayado por la perdida sangre. De pie. Se había quedado inconsciente de pie. El espíritu de lucha de los Kusajin era admirable.
Parecía que habían pasado minutos desde el intercambió de golpes, pero en realidad, había pasado todo mucho mas rápido. ¿Había ganado? Si, la respuesta tenía que ser si. Los sanitarios se estaban llevando a mi rival y las gradas de Uzuahiogakure lo estaban celebrando.
No era una ilusión ¿Verdad? Mi rival no había usado genjutsu en todo el combate, aunque quizás lo estaba guardando para ese momento. Tuve que pasar el pulgar por el filo de la espada y hacerme un pequeño pero doloroso corte en el deso para saber que era real.
Alguien como yo. Victorioso en un torneo para shinobis. Alguien que se creía que estaría siempre al fondo, siempre por detrás de cualquier genin, incluso si era recién graduado. Alguien así había llegado a la cima y la había conquistado.
Fue en ese momento cuando lo supe, cuando pude responderme a mi mismo a la pregunta que me había formulado mientras observaba las aguas del lago del valle.
Sí. Había mejorado lo suficiente. Si que había cambiado para ser una mejor versión de mi mismo. Pero el camino aún era largo, y quedaba mucho por recorrer. Pero por ahora, tocaba hacer una pausa en ese camino para celebrar aquella victoria.
Me hubiera gustado dedicar algunas palabras, o decir algo. Pero mi boca seguía negándose a actuar por el dolor. Envainé a Tsubame y me limite a desabrochar mi bandana y alzarla en aire como símbolo de triunfo y orgullo, mientras caminaba hacia la salida.
Esta vez, si que iba a necesitar que un medico me revisase las heridas de la cara.
Mi rival no estaba moviéndose. Solo se estaba protegiendo, en guardia, con los brazos en alto, preparada para mi siguiente golpe. ¿Era eso? ¿Estaba esperando que yo fuese a por ella? En ese caso quizás debía lanzarme al ataque, pero con cabeza, quizás quería que la atacase por que tenia algo preparado. Tenia que hacerlo con cuidado, una patada como las de hacia un momento, y estaría fuera de combate.
Sin embargo, cuando fui a dar un paso hacia delante, sus brazos cayeron a los lados. ¿Que estaba haciendo? ¿Iba a correr hacia mi? ¿Volvería a saltar con ese movimiento tan impresionante que había dejado el suelo del estadio echo pedazos? Me quedé quieto y puse la espada por delante por lo que pudiera venir, mientras me prepara por si tenia que utilizar alguna técnica. No me quedaba mucho chakra, pero si tenia que agotarlo, lo haría.
Sin embargo, no sucedió nada. Absolutamente nada. Quería decir algo. Para ver si me respondia, pero con aquel dolor, mi boca se negaba a moverse. ¿Que tenia que hacer? ¿Me abalanzaba o esperaba a que reaccionara? La madera bajo sus pies estaba cada vez mas roja por la sangre, pero ella no parecía hacer nada.¿Acaso era una ilusión? ¿Me estaba enfrentando a eso?
No fue hasta que aparecieron los sanitarios para llevarse a la muchacha hasta que me di cuenta de que se había desmayado por la perdida sangre. De pie. Se había quedado inconsciente de pie. El espíritu de lucha de los Kusajin era admirable.
Parecía que habían pasado minutos desde el intercambió de golpes, pero en realidad, había pasado todo mucho mas rápido. ¿Había ganado? Si, la respuesta tenía que ser si. Los sanitarios se estaban llevando a mi rival y las gradas de Uzuahiogakure lo estaban celebrando.
No era una ilusión ¿Verdad? Mi rival no había usado genjutsu en todo el combate, aunque quizás lo estaba guardando para ese momento. Tuve que pasar el pulgar por el filo de la espada y hacerme un pequeño pero doloroso corte en el deso para saber que era real.
Alguien como yo. Victorioso en un torneo para shinobis. Alguien que se creía que estaría siempre al fondo, siempre por detrás de cualquier genin, incluso si era recién graduado. Alguien así había llegado a la cima y la había conquistado.
Fue en ese momento cuando lo supe, cuando pude responderme a mi mismo a la pregunta que me había formulado mientras observaba las aguas del lago del valle.
Sí. Había mejorado lo suficiente. Si que había cambiado para ser una mejor versión de mi mismo. Pero el camino aún era largo, y quedaba mucho por recorrer. Pero por ahora, tocaba hacer una pausa en ese camino para celebrar aquella victoria.
Me hubiera gustado dedicar algunas palabras, o decir algo. Pero mi boca seguía negándose a actuar por el dolor. Envainé a Tsubame y me limite a desabrochar mi bandana y alzarla en aire como símbolo de triunfo y orgullo, mientras caminaba hacia la salida.
Esta vez, si que iba a necesitar que un medico me revisase las heridas de la cara.