7/01/2016, 12:13
—Esta bien… La verdad es que está muy bien hecho. Si las hubiese tratado yo mismo probablemente mis heridas hubiesen quedado peor —aseguro con agradecimiento en su voz—. Por otro lado… Creo que son la vendas más elegantes que he tenido alguna vez —dijo mientras sonreía al mirar la seda azul oscuro que envolvía sus manos.
Sonrió de vuelta, agradecida por el cumplido mientras ampliaba la sonrisa al escuchar lo segundo que dijo, y es que seguramente tenía en sus manos una clase de tela muy cara de la tienda de su vecina, pero bueno, ya pensaría algo para decirle y que no se enfadase, igual si le llevaba al Ishimura a la tienda vestido así le daba un ataque al corazón y tenían que cerrar la tienda por un tiempo hasta que se pusiese mejor. Negó con la cabeza ante esos pensamientos y se subió al carruaje de nuevo, retomando el camino que le estaba brindando su compañero de aldea.
El tiempo comenzaba a ponerse estable y Eri lo agradeció en su interior, suspirando mientras se quitaba los trozos de barro que se habían endurecido en sus piernas. Una vez el barro ya no fue un intruso en su piel, calzó sus sandalias de nuevo y comenzó a vestirse con todo lo que había dejado a un lado, con tal rapidez que no tardó más allá de cinco minutos.
Apoyó su cabeza con el respaldo del asiento donde se encontraba para así poder disfrutar de lo poco que le quedaba de trayecto cuando una pregunta asaltó a su tranquilidad.
—Se que puede parecer una pregunta extraña, pero… ¿tu quieres ser una ninja medica cierto?
Frunció el ceño ante la cuestión, ¡claro que quería ser una ninja médico! ¿No había quedado claro? Pero pronto relajó su expresión, ya que con el espadachín nunca había dialogado abiertamente y menos sobre estos temas, así mostró su mejor sonrisa de nuevo, una sonrisa risueña y encantadora, como la hubiera descrito Genza, y habló:
-Claro, es la promesa que le hice a mi abuelo, y así cumplir lo que de verdad quiero. - Contestó, levantando un dedo de su mano izquierda. -¿Por qué?
Ahora el que tenía que contestar la pregunta era él.
Sonrió de vuelta, agradecida por el cumplido mientras ampliaba la sonrisa al escuchar lo segundo que dijo, y es que seguramente tenía en sus manos una clase de tela muy cara de la tienda de su vecina, pero bueno, ya pensaría algo para decirle y que no se enfadase, igual si le llevaba al Ishimura a la tienda vestido así le daba un ataque al corazón y tenían que cerrar la tienda por un tiempo hasta que se pusiese mejor. Negó con la cabeza ante esos pensamientos y se subió al carruaje de nuevo, retomando el camino que le estaba brindando su compañero de aldea.
El tiempo comenzaba a ponerse estable y Eri lo agradeció en su interior, suspirando mientras se quitaba los trozos de barro que se habían endurecido en sus piernas. Una vez el barro ya no fue un intruso en su piel, calzó sus sandalias de nuevo y comenzó a vestirse con todo lo que había dejado a un lado, con tal rapidez que no tardó más allá de cinco minutos.
Apoyó su cabeza con el respaldo del asiento donde se encontraba para así poder disfrutar de lo poco que le quedaba de trayecto cuando una pregunta asaltó a su tranquilidad.
—Se que puede parecer una pregunta extraña, pero… ¿tu quieres ser una ninja medica cierto?
Frunció el ceño ante la cuestión, ¡claro que quería ser una ninja médico! ¿No había quedado claro? Pero pronto relajó su expresión, ya que con el espadachín nunca había dialogado abiertamente y menos sobre estos temas, así mostró su mejor sonrisa de nuevo, una sonrisa risueña y encantadora, como la hubiera descrito Genza, y habló:
-Claro, es la promesa que le hice a mi abuelo, y así cumplir lo que de verdad quiero. - Contestó, levantando un dedo de su mano izquierda. -¿Por qué?
Ahora el que tenía que contestar la pregunta era él.