22/07/2020, 21:58
De nuevo, de la forma más agresiva que se podía reaccionar fue como reaccionó el kusajin. Lanzándose de nuevo al ataque. Esta vez con una técnica de movimiento instantáneo, ni siquiera él, general de un dios, podía anticiparse al movimiento instantáneo y esquivar el ataque. Claro que, siendo el general de un dios, ¿para qué esquivar?
Marrow movió mano directa a la hoja de la espada de Yota, aún con el filo cubierto por electricidad. La Ninjato tuvo que atravesar un par de dagas de hueso y el chakra espeso de Kurama para llegar hasta Marrow, pero lo conseguiría y él la estaría esperando. La agarró, aceptando el corte y las chispitas que quedaban en ella.
— Tu falta de visión es tu condena.
Con su mano libre, agarró la mano de Yota que sujetaba la empuñadura de la espada.. El kusajin sentiría el calor del chakra del Kyubi antes de sentir el de su propia sangre. Dos dagas nacían de la mano de Marrow buscando el dedo corazón de Yota en sentidos opuestos, clavandose sin piedad y cercenando la carne sin apenas esfuerzo y llegando hasta su propio hueso.
Lo sentiría, lo sabría, cualquier movimiento brusco haría que el dedo no siguiese al resto del cuerpo, tal y como Marrow le tenía sujeto. Y justo entonces vería por encima del hombro del Kaguya, la cola rojiza y burbujeante del único y verdadero señor de Onindo, Kurama, acercarse a toda velocidad para rematarle.
Esa era la mano y él era la mosca a punto de ser aplastada.
Marrow movió mano directa a la hoja de la espada de Yota, aún con el filo cubierto por electricidad. La Ninjato tuvo que atravesar un par de dagas de hueso y el chakra espeso de Kurama para llegar hasta Marrow, pero lo conseguiría y él la estaría esperando. La agarró, aceptando el corte y las chispitas que quedaban en ella.
— Tu falta de visión es tu condena.
Con su mano libre, agarró la mano de Yota que sujetaba la empuñadura de la espada.. El kusajin sentiría el calor del chakra del Kyubi antes de sentir el de su propia sangre. Dos dagas nacían de la mano de Marrow buscando el dedo corazón de Yota en sentidos opuestos, clavandose sin piedad y cercenando la carne sin apenas esfuerzo y llegando hasta su propio hueso.
Lo sentiría, lo sabría, cualquier movimiento brusco haría que el dedo no siguiese al resto del cuerpo, tal y como Marrow le tenía sujeto. Y justo entonces vería por encima del hombro del Kaguya, la cola rojiza y burbujeante del único y verdadero señor de Onindo, Kurama, acercarse a toda velocidad para rematarle.
Esa era la mano y él era la mosca a punto de ser aplastada.