7/01/2016, 16:04
(Última modificación: 7/01/2016, 16:05 por Aotsuki Ayame.)
Antes de responder a su pregunta, el recién llegado se tomó su tiempo para sacudirse la ropa para desprenderse del polvo, los restos de hojas y las briznas de hierba que habían quedado adheridos a ella a consecuencia de la aparatosa caída que había sufrido el shinobi.
-Permíteme que me presente, por favor. ¡Ante ustedes, queridas damas de estos mundos ninjas, el inigualable, el increíble shinobi araña, Sasagani Yota!
Yota había alzado los brazos hacia el cielo ante aquella dramática presentación, dando varias vueltas sobre sí mismo como si estuviera saludando a un público inexistente. Por su parte, Ayame había ladeado la cabeza con cierta extrañeza y curiosidad destellando en sus ojos castaños.
-¿Ya me recuerdas, Mitsuki?
—Lo siento pero no, aún así estoy encantada de conocerte Sasagani Yota —respondió Mitsuki, con una leve reverencia—. Prometo que no olvidaré tu nombre.
Aquello no dejaba de ser del todo subrealista. ¿Tan grande era Uzushiogakure como para que los shinobi de allí no se recordaran entre sí? ¿O acaso Mitsuki no tenía demasiada capacidad de retención? Incapaz de contenerse por más tiempo, se inclinó hacia Mitsuki tapándose los labios para susurrarle al oído:
—Oye, Mitsuki-san, ¿seguro que este chico es de Uzushiogakure? ¿Y si es un enemigo que se está haciendo pasar por compañero tuyo para...?
-Permíteme que me presente, por favor. ¡Ante ustedes, queridas damas de estos mundos ninjas, el inigualable, el increíble shinobi araña, Sasagani Yota!
Yota había alzado los brazos hacia el cielo ante aquella dramática presentación, dando varias vueltas sobre sí mismo como si estuviera saludando a un público inexistente. Por su parte, Ayame había ladeado la cabeza con cierta extrañeza y curiosidad destellando en sus ojos castaños.
-¿Ya me recuerdas, Mitsuki?
—Lo siento pero no, aún así estoy encantada de conocerte Sasagani Yota —respondió Mitsuki, con una leve reverencia—. Prometo que no olvidaré tu nombre.
Aquello no dejaba de ser del todo subrealista. ¿Tan grande era Uzushiogakure como para que los shinobi de allí no se recordaran entre sí? ¿O acaso Mitsuki no tenía demasiada capacidad de retención? Incapaz de contenerse por más tiempo, se inclinó hacia Mitsuki tapándose los labios para susurrarle al oído:
—Oye, Mitsuki-san, ¿seguro que este chico es de Uzushiogakure? ¿Y si es un enemigo que se está haciendo pasar por compañero tuyo para...?