26/07/2020, 01:02
—Es primavera —contestó la de la trenza, inclinando su cuerpo como si quisiera no perder de vista los ojos de Violeta. Ella y Kazuma intercambiaron trasfondos, y Ranko quedó completamente emocionada por la mujer.
”Es… ¡Es totalmente la historia de origen de una heroína! Una pequeña con un brillante futuro delante. ¡Se convierte en ninja, en más que eso, y sólo ve truncado su camino cuando se encuentra a una villana! ¡Quiero escucharlo todo!”
No sabía si su rostro demostraba todo el interés que sentía, aunque no intentaba ocultarlo. Kazuma era el curioso, pero Ranko era apasionada a ciertas cosas. La chica seguiría a Violeta alrededor de la galería, manteniendo siempre una distancia prudente para que la mujer no se sintiera amenazada. Tendría siempre las manos al frente, cruzadas, mientras la escuchaba hablar.
”¿Cómo se habrá llenado de tanto lodo? Si logramos salir de aquí necesitará un baño y yo podría…” Ranko recordó la ocasión donde compartió unas termas con otra chica, y enrojeció al límite. ”No. Ranko. No. Para. Para, Ranko.” Agradecía que el respirador cubriera parte de su rostro.
El comentario de Kazuma sobre los agujeros en el techo le trajo de vuelta la realidad.
—¿S-se refiere Kazuma-san a si el gas saldrá por allí? —Ranko dio una mirada tanto al techo de la cueva como a la galería —. ¿P-podrían ser las plantas? N-no sé si hay plantas porque no hay gas o e-es que no hay gas porque hay plantas… ¿Habrá otras salidas de esta galería?
Ranko intentaría, sin alejarse mucho del grupo, ver en qué dirección habría más túneles en los que el asesino pudiese haberse escabullido. Sin embargo, no podría dejar de virar los ojos en dirección al cuerpo de Violeta. ¡Se imaginaba qué tipo de técnicas sabría! ¡Qué movimientos de Taijutsu (porque aquellos músculos gritaban Tai, por supuesto) podría enseñarle! ¡Se preguntaba qué tan intenso podría entrenar con ella!
—M-me a-a-alegra que Violeta-san se-sea Kusajin c-como nosotros. ¿Re… Regresará a Kusagakure cu-cuando salgamos d-de aquí? —Ranko intentó sonar casual, pero sus nervios la traicionaban.
Su clon había quedado de pie cerca del cadáver, sin hacer nada más que meter las manos en sus bolsillos de roca.
”Es… ¡Es totalmente la historia de origen de una heroína! Una pequeña con un brillante futuro delante. ¡Se convierte en ninja, en más que eso, y sólo ve truncado su camino cuando se encuentra a una villana! ¡Quiero escucharlo todo!”
No sabía si su rostro demostraba todo el interés que sentía, aunque no intentaba ocultarlo. Kazuma era el curioso, pero Ranko era apasionada a ciertas cosas. La chica seguiría a Violeta alrededor de la galería, manteniendo siempre una distancia prudente para que la mujer no se sintiera amenazada. Tendría siempre las manos al frente, cruzadas, mientras la escuchaba hablar.
”¿Cómo se habrá llenado de tanto lodo? Si logramos salir de aquí necesitará un baño y yo podría…” Ranko recordó la ocasión donde compartió unas termas con otra chica, y enrojeció al límite. ”No. Ranko. No. Para. Para, Ranko.” Agradecía que el respirador cubriera parte de su rostro.
El comentario de Kazuma sobre los agujeros en el techo le trajo de vuelta la realidad.
—¿S-se refiere Kazuma-san a si el gas saldrá por allí? —Ranko dio una mirada tanto al techo de la cueva como a la galería —. ¿P-podrían ser las plantas? N-no sé si hay plantas porque no hay gas o e-es que no hay gas porque hay plantas… ¿Habrá otras salidas de esta galería?
Ranko intentaría, sin alejarse mucho del grupo, ver en qué dirección habría más túneles en los que el asesino pudiese haberse escabullido. Sin embargo, no podría dejar de virar los ojos en dirección al cuerpo de Violeta. ¡Se imaginaba qué tipo de técnicas sabría! ¡Qué movimientos de Taijutsu (porque aquellos músculos gritaban Tai, por supuesto) podría enseñarle! ¡Se preguntaba qué tan intenso podría entrenar con ella!
—M-me a-a-alegra que Violeta-san se-sea Kusajin c-como nosotros. ¿Re… Regresará a Kusagakure cu-cuando salgamos d-de aquí? —Ranko intentó sonar casual, pero sus nervios la traicionaban.
Su clon había quedado de pie cerca del cadáver, sin hacer nada más que meter las manos en sus bolsillos de roca.
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