7/01/2016, 19:36
(Última modificación: 7/01/2016, 19:38 por Uchiha Datsue.)
Era curioso el poder de atracción que estaba generando Blame a los dos shinobis, como una fémina haría con dos jovenzuelos perdidos por sus huesos y que intentan, cada uno por su lado, atraer su atención. El caso era todavía más bochornoso, pues Blame era un hombre, y el efecto generado era casi el mismo, con un Juro y un Datsue que ni siquiera se habían dirigido la palabra pese a mantener dos conversaciones paralelas con el albino.
No era algo que al Uchiha le importase demasiado. No solía interesarse por los desconocidos, salvo que viese en ellos algún tipo de utilidad, como había sido el caso de Blame. Sin embargo, tras haber oído a ambos hablar entre ellos había llegado a la conclusión de que ese tal Juro había tenido algo que ver en la reacción del albino y su ayuda desinteresada. Le debía un agradecimiento, como mínimo, y Datsue odiaba estar en deuda con nadie. Lo odiaba, seguramente, por influencia de sus padres, que se habían endeudado por su culpa y se habían visto obligados a vender a su yegua como parte del pago.
—Eh, Juro, ¿verdad? —Las deudas hay que pagarlas cuanto antes, o sino se acumulan los intereses. Eso es algo que aprendí hace poco, por desgracia—. Creo que has tenido algo que ver con que siga aquí, de pie y de una pieza —le ofreció la mano para estrechársela—. Mi gratitud —Deuda saldada.
Ahora ya podía seguir a lo suyo. Sin embargo, le tocó esperar su turno mientras Blame respondía a Juro. Prestó especial atención cuando mencionó que no compartía los ideales de un shinobi ni el honor de un samurái. Joder, este tipo piensa como yo. No obstante, todavía se fijó más en las últimas palabras con que terminaba aquella frase: no soy un civil más. ¿Eso quiere decir que no eres un shinobi, Blame? Aquellas palabras confirmaban la teoría de que no pertenecía a ninguna de las tres grandes Aldeas. Si en verdad era cierto, era toda una suerte. No quería a ninguna de ellas metiendo sus hocicos en los asuntos que quería tratar en Shinogi-to. Un punto más a favor del albino.
Ahora la verdadera cuestión es… ¿Será fácil de convencer?
—Datsue, éste es un país libre. Al menos eso me dijeron... Si tienes algún negocio que proponerme, puedes hacerlo, soy todo oídos.
—Antes de eso, tengo que saber una cosa —respondió, llevándose las manos a la parte baja de la espalda y agarrándose una muñeca con la otra mano, en una postura tranquila y confiada—. ¿Quién eres? Y no me refiero a saber tu nombre, ni siquiera me importa tu pasado o tu vida, sino más bien a qué te dedicas. No quiero perder el tiempo entrando en detalles para luego descubrir que le estoy ofreciendo carne a un vegetariano, o un matrimonio casto a una prostituta, no sé si me entiendes.
No era algo que al Uchiha le importase demasiado. No solía interesarse por los desconocidos, salvo que viese en ellos algún tipo de utilidad, como había sido el caso de Blame. Sin embargo, tras haber oído a ambos hablar entre ellos había llegado a la conclusión de que ese tal Juro había tenido algo que ver en la reacción del albino y su ayuda desinteresada. Le debía un agradecimiento, como mínimo, y Datsue odiaba estar en deuda con nadie. Lo odiaba, seguramente, por influencia de sus padres, que se habían endeudado por su culpa y se habían visto obligados a vender a su yegua como parte del pago.
—Eh, Juro, ¿verdad? —Las deudas hay que pagarlas cuanto antes, o sino se acumulan los intereses. Eso es algo que aprendí hace poco, por desgracia—. Creo que has tenido algo que ver con que siga aquí, de pie y de una pieza —le ofreció la mano para estrechársela—. Mi gratitud —Deuda saldada.
Ahora ya podía seguir a lo suyo. Sin embargo, le tocó esperar su turno mientras Blame respondía a Juro. Prestó especial atención cuando mencionó que no compartía los ideales de un shinobi ni el honor de un samurái. Joder, este tipo piensa como yo. No obstante, todavía se fijó más en las últimas palabras con que terminaba aquella frase: no soy un civil más. ¿Eso quiere decir que no eres un shinobi, Blame? Aquellas palabras confirmaban la teoría de que no pertenecía a ninguna de las tres grandes Aldeas. Si en verdad era cierto, era toda una suerte. No quería a ninguna de ellas metiendo sus hocicos en los asuntos que quería tratar en Shinogi-to. Un punto más a favor del albino.
Ahora la verdadera cuestión es… ¿Será fácil de convencer?
—Datsue, éste es un país libre. Al menos eso me dijeron... Si tienes algún negocio que proponerme, puedes hacerlo, soy todo oídos.
—Antes de eso, tengo que saber una cosa —respondió, llevándose las manos a la parte baja de la espalda y agarrándose una muñeca con la otra mano, en una postura tranquila y confiada—. ¿Quién eres? Y no me refiero a saber tu nombre, ni siquiera me importa tu pasado o tu vida, sino más bien a qué te dedicas. No quiero perder el tiempo entrando en detalles para luego descubrir que le estoy ofreciendo carne a un vegetariano, o un matrimonio casto a una prostituta, no sé si me entiendes.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado