26/07/2020, 16:26
—Llámame Yui, Ayame —dijo la Tormenta—. No hay nadie más que tú que se haya ganado tanto tratarme de tú a tú. ¡Somos compañeras, coño! ¡Que viva Amegakure! —exclamó, alzando un puño al cielo—. Dejadme disfrutar de mi retiro como Kage un momento. Quiero... quiero ver mi aldea. Mi hogar.
Shanise le dedicó una informal reverencia. Yui se alejó hacia el ventanal, lo abrió y caminó por la garganta de aquél oni que adornaba el piso superior del edificio, y que hacía las veces de balcón. Se apoyó en la barandilla, y en silencio...
...siguió lamentando la muerte de su hermano.
La nueva Arashikage se acercó a Ayame y posó su mano en su hombro.
—Ayame, tú también puedes llamarme por mi nombre. Tienes mi total confianza —le aseguró—. Has dicho que juras servirme con lealtad. Bien. Quiero que seas la más leal de mis compañeras, Ayame.
»Sé mi mano derecha. Como yo lo he sido todos estos años.
Shanise le dedicó una informal reverencia. Yui se alejó hacia el ventanal, lo abrió y caminó por la garganta de aquél oni que adornaba el piso superior del edificio, y que hacía las veces de balcón. Se apoyó en la barandilla, y en silencio...
...siguió lamentando la muerte de su hermano.
La nueva Arashikage se acercó a Ayame y posó su mano en su hombro.
—Ayame, tú también puedes llamarme por mi nombre. Tienes mi total confianza —le aseguró—. Has dicho que juras servirme con lealtad. Bien. Quiero que seas la más leal de mis compañeras, Ayame.
»Sé mi mano derecha. Como yo lo he sido todos estos años.