27/07/2020, 18:52
La Arashikage se sobresaltó un poco cuando el bijū hizo acto de presencia, y el aspecto de Ayame cambió al puro blanco. Pero se forzó a no sentir miedo, y la miró a los ojos. Kokuō reconoció entonces esa segunda oportunidad. Con condiciones. Shanise se separó de Kokuō y le dedicó una pronunciada reverencia.
—Si estás con Ayame, entonces estás conmigo —sentenció, segura de sus palabras—. Es todo lo que podría necesitar de ti. Gracias.
Ayame volvió en sí enseguida. Llorosa, se levantó y se dio con el puño en el corazón.
—Muchísimas gracias por confiar en mí, Shanise-senpai —dijo, con un hilo de voz—. Será... será un auténtico honor para mí trabajar para ti —añadió, inclinando el cuerpo en una profunda reverencia.
—El mismo que es para mí recibirte siempre que quieras en este despacho, Ayame. —Shanise suspiró, y miró a Yui girando el torso—. Deberíamos dejarla sola un rato. ¿Qué te parece si nos tomamos algo por ahí y me cuentas con más tranquilidad qué ha pasado en el Valle?
»¡¡Yui!! ¡Nos vemos en casa más tarde! ¿Vale?
La Tormenta saludó con la mano, como única respuesta.
—Si estás con Ayame, entonces estás conmigo —sentenció, segura de sus palabras—. Es todo lo que podría necesitar de ti. Gracias.
Ayame volvió en sí enseguida. Llorosa, se levantó y se dio con el puño en el corazón.
—Muchísimas gracias por confiar en mí, Shanise-senpai —dijo, con un hilo de voz—. Será... será un auténtico honor para mí trabajar para ti —añadió, inclinando el cuerpo en una profunda reverencia.
—El mismo que es para mí recibirte siempre que quieras en este despacho, Ayame. —Shanise suspiró, y miró a Yui girando el torso—. Deberíamos dejarla sola un rato. ¿Qué te parece si nos tomamos algo por ahí y me cuentas con más tranquilidad qué ha pasado en el Valle?
»¡¡Yui!! ¡Nos vemos en casa más tarde! ¿Vale?
La Tormenta saludó con la mano, como única respuesta.