28/07/2020, 18:17
Akame se permitió darle otro sorbo a la bebida que sostenía entre los dedos de la mano diestra, un líquido tinto y oscuro que no era sino zumo de arándanos —pero que parecía vino— contenido en una preciosa copa de cristal. A cada tanto lo meneaba con cuanta pompa y flema era capaz de invocar, pues quienes le miraran no verían en él a un joven de rostro quemado, ropas toscas y porte recto de shinobi... Sino a un muchacho de unos veinte años, rubio de ojos azules y vestido con un precioso kimono turquesa. Era el rostro de un noble menor a quien el joven Uchiha había tenido que acompañar en cierta misión, tiempo ha. Ignoraba qué suerte habría corrido desde aquel entonces —siendo rico y de buena familia, difícil sería que su vida fuese mucho más complicada que cuando se conocieron—, pero su rostro y su planta le servirían a Akame para camuflarse mejor en aquel entorno.
Bebió un sorbo de vino. Se esforzaba por caminar como lo hacían los nobles; sin un rumbo claro, como si tuvieran todo el tiempo del mundo para deambular por lo que para ellos era su patio de recreos. De vez en cuando lanzaba miradas altivas a algún transeúte que por cuyas ropas pudiera deducirse ocupaba una clase social más baja; y, distraídamente, conversaba con el resto de su séquito.
Su distendido paseo le llevó, cómo no, ante las puertas de Palacio. Se detuvo, tomando un sorbo de su copa, y lanzó una disimulada pregunta al trío de personajes que le acompañaban.
—¿Alguna idea de cómo entrar?
Bebió un sorbo de vino. Se esforzaba por caminar como lo hacían los nobles; sin un rumbo claro, como si tuvieran todo el tiempo del mundo para deambular por lo que para ellos era su patio de recreos. De vez en cuando lanzaba miradas altivas a algún transeúte que por cuyas ropas pudiera deducirse ocupaba una clase social más baja; y, distraídamente, conversaba con el resto de su séquito.
Su distendido paseo le llevó, cómo no, ante las puertas de Palacio. Se detuvo, tomando un sorbo de su copa, y lanzó una disimulada pregunta al trío de personajes que le acompañaban.
—¿Alguna idea de cómo entrar?