8/01/2016, 13:07
Mitsuki se sentía un tanto avergonzada por no reconocer al muchacho, la verdad es que le sonaba de haberlo visto alguna vez en la aldea pero no terminaba de ubicarlo. De lo que si podía estar segura era de que no había intercambiado palabra alguna con él anteriormente, puesto que para eso la Hyuga tenía una memoria bastante buena. Por su parte el muchacho no parecía muy afectado por lo acaecido, y ahora trataba de que la chica no fuese tan formal.
Era algo que llevaba tratando de evitar bastante tiempo, sin embargo las costumbres son difíciles de abandonar sobre todo si han sido inculcadas desde la más tierna infancia.
—Lo siento, no puedo evitarlo— se disculpó la joven mientras Ayame se aproximaba a ella sin mucho disimulo para susurrarle al oído.
—Oye, Mitsuki-san, ¿seguro que este chico es de Uzushiogakure? ¿Y si es un enemigo que se está haciendo pasar por compañero tuyo para...?
La duda de la kunoichi era más que razonable y en cierto modo recordó a la peliblanca que aún era excesivamente confiada. Sin embargo, la chica sonrío divertida
—No, no creo— contesto la joven mientras devolvía la mirada al pelirrojo —Estoy casi segura de que lo he visto en la aldea, sin embargo en mi defensa debo añadir que han sido demasiadas personas y lugares en apenas unos meses. Aún me cuesta ubicarme en Uzushio— se sinceró la Hyuga —demasiados cambios en poco tiempo, creo— sonrió inocentemente, como cuando un niño se disculpa por no haber hecho su tarea
El muchacho se quejo con razón, pues se sentía ignorado por las dos chicas.
—Lo siento, lo siento— se disculpó la peliblanca mientras daba un par de pasos en dirección al pelirrojo —A veces las chicas deben hablar de cosas de chicas— bromeo mientras acortaba distancias, para que Ayame se relajase un poco al ver que no había peligro
Era algo que llevaba tratando de evitar bastante tiempo, sin embargo las costumbres son difíciles de abandonar sobre todo si han sido inculcadas desde la más tierna infancia.
—Lo siento, no puedo evitarlo— se disculpó la joven mientras Ayame se aproximaba a ella sin mucho disimulo para susurrarle al oído.
—Oye, Mitsuki-san, ¿seguro que este chico es de Uzushiogakure? ¿Y si es un enemigo que se está haciendo pasar por compañero tuyo para...?
La duda de la kunoichi era más que razonable y en cierto modo recordó a la peliblanca que aún era excesivamente confiada. Sin embargo, la chica sonrío divertida
—No, no creo— contesto la joven mientras devolvía la mirada al pelirrojo —Estoy casi segura de que lo he visto en la aldea, sin embargo en mi defensa debo añadir que han sido demasiadas personas y lugares en apenas unos meses. Aún me cuesta ubicarme en Uzushio— se sinceró la Hyuga —demasiados cambios en poco tiempo, creo— sonrió inocentemente, como cuando un niño se disculpa por no haber hecho su tarea
El muchacho se quejo con razón, pues se sentía ignorado por las dos chicas.
—Lo siento, lo siento— se disculpó la peliblanca mientras daba un par de pasos en dirección al pelirrojo —A veces las chicas deben hablar de cosas de chicas— bromeo mientras acortaba distancias, para que Ayame se relajase un poco al ver que no había peligro