31/08/2020, 13:56
«¡Vaya golpazo!» En el interior de su cráneo, la voz de Shukaku retumbó en una atronadora carcajada. Esos golpes eran de los que dejaban chichón, y de los gordos. No obstante, Datsue no tuvo siquiera tiempo a reaccionar, pues enseguida vio el porqué del susto de Kyoko: el Consejo de Sabios al completo bajaba por las escaleras.
—Datsue-kun, ¡cuánto tiempo!
—¿ConocesaMishiko-sama-dono?
—Es una larga historia… —respondió, también en susurros, antes de dedicar una reverencia a los Tres Sabios.
No habían cambiado un ápice, aunque ahora Datsue los veía con otros ojos. Quizá tuviese algo que ver con que en aquella ocasión no estaba frente a ellos para ser juzgado, sino como mero compañero de villa. Ryükajin se acercó a él y le dijo que lo sentía por lo que habían vivido en el torneo. Datsue le miró a los ojos y asintió. No dijo nada, pero su mirada habló por él. «Lo sé», quiso transmitirle. «Yo también lo siento».
Cuando se fueron, Datsue alcanzó a oír lo que cuchicheaban entre ellos. «¿El último deseo de Rasen? ¿Mirar por nuestro país? Que… ¿A qué se estarán refiriendo?», se preguntó, intrigado. Fuese lo que fuese, tenía claro que habían estado debatiendo sobre algo. Sobre algo importante.
Las palabras de Reiji le sacaron de su ensimismamiento, arrancándole una sonrisa traviesa.
—Ah, las mesas son una trampa mortal, ¿eh? ¡Peor que un hilo shinobi atado a un sello explosivo, ya lo digo yo! —Siempre con esas esquinas mortales con las que te tropezabas con la punta del pie o un costado. ¡Qué rabia daba!—. Nah, no hay vergüenza en ello, Kyoko —dijo, tras la broma—. Uno de los ninjas más fuertes que he conocido en mi vida fue derrotado por un somier una vez.
Aunque aquel recuerdo que compartía con Eri y cierta otra persona hizo que se le ensombreciese la sonrisa y se le quitasen las ganas de vacilar a nadie.
—Datsue-kun, ¡cuánto tiempo!
—¿ConocesaMishiko-sama-dono?
—Es una larga historia… —respondió, también en susurros, antes de dedicar una reverencia a los Tres Sabios.
No habían cambiado un ápice, aunque ahora Datsue los veía con otros ojos. Quizá tuviese algo que ver con que en aquella ocasión no estaba frente a ellos para ser juzgado, sino como mero compañero de villa. Ryükajin se acercó a él y le dijo que lo sentía por lo que habían vivido en el torneo. Datsue le miró a los ojos y asintió. No dijo nada, pero su mirada habló por él. «Lo sé», quiso transmitirle. «Yo también lo siento».
Cuando se fueron, Datsue alcanzó a oír lo que cuchicheaban entre ellos. «¿El último deseo de Rasen? ¿Mirar por nuestro país? Que… ¿A qué se estarán refiriendo?», se preguntó, intrigado. Fuese lo que fuese, tenía claro que habían estado debatiendo sobre algo. Sobre algo importante.
Las palabras de Reiji le sacaron de su ensimismamiento, arrancándole una sonrisa traviesa.
—Ah, las mesas son una trampa mortal, ¿eh? ¡Peor que un hilo shinobi atado a un sello explosivo, ya lo digo yo! —Siempre con esas esquinas mortales con las que te tropezabas con la punta del pie o un costado. ¡Qué rabia daba!—. Nah, no hay vergüenza en ello, Kyoko —dijo, tras la broma—. Uno de los ninjas más fuertes que he conocido en mi vida fue derrotado por un somier una vez.
Aunque aquel recuerdo que compartía con Eri y cierta otra persona hizo que se le ensombreciese la sonrisa y se le quitasen las ganas de vacilar a nadie.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado