9/09/2020, 17:53
Respira Reiji. Respira con calma. Eso fue lo que me dije a mi mismo en aquel momento. Pero no era fácil, aunque como el mismo Hanabi había dicho, era irónico que fuese el quien intentase tranquilizarnos. Al fin y al cabo, era el quien habia perdido el brazo. Pero había que reconocer que la impresión, el impacto inicial y asimilar aquello, tampoco era sencillo.
—Tiene razón...
Y mucha. Si los médicos se hubieran dedicado a Hanabi, quizas muchos heridos de gravedad hubieran perdido la vida aquel día por falta de atención médica. Su brazo a cambió de que otros, quizas desconocidos e incluso de otras aldeas, viviesen. Eso dejaba claro una cosa: Si aquel dia hubiese muerto por ponerme delante de Hanabi a defenderlo, hubiese merecido la pena. Oonindo no podía permitirse perder a un hombre como Hanabi.
—¿Takumi el marionetista? —Pregunté interesado. A mi también se me había venido a la cabeza cuando estábamos en el estadio, mientras buscaba al medico, que si Hanabi perdía el brazo, esa sería una buena idea. Solo que, tras encontrar un medico, no esperaba aquel desenlace. —¿Quiere decir eso qué si que tiene solución?
Era bastante buena noticia. Quizás unas gotas de esperanza tras el impacto inicial era lo que hacía falta para que nos repusieramos un poco. Me jodía ver ese vacío donde se suponía que debía estar su brazo y saber que no podía hacer nada. Pero de nada servía quedarse impotente pensando en las cosas que no podía hacer. Había que avanzar.
—Si, será mejor que vayamos a su despacho, una de las cosas que veníamos a contarle es la localización de Kurama, y cuando sepa dónde es, va a necesitar su silla.
—Tiene razón...
Y mucha. Si los médicos se hubieran dedicado a Hanabi, quizas muchos heridos de gravedad hubieran perdido la vida aquel día por falta de atención médica. Su brazo a cambió de que otros, quizas desconocidos e incluso de otras aldeas, viviesen. Eso dejaba claro una cosa: Si aquel dia hubiese muerto por ponerme delante de Hanabi a defenderlo, hubiese merecido la pena. Oonindo no podía permitirse perder a un hombre como Hanabi.
—¿Takumi el marionetista? —Pregunté interesado. A mi también se me había venido a la cabeza cuando estábamos en el estadio, mientras buscaba al medico, que si Hanabi perdía el brazo, esa sería una buena idea. Solo que, tras encontrar un medico, no esperaba aquel desenlace. —¿Quiere decir eso qué si que tiene solución?
Era bastante buena noticia. Quizás unas gotas de esperanza tras el impacto inicial era lo que hacía falta para que nos repusieramos un poco. Me jodía ver ese vacío donde se suponía que debía estar su brazo y saber que no podía hacer nada. Pero de nada servía quedarse impotente pensando en las cosas que no podía hacer. Había que avanzar.
—Si, será mejor que vayamos a su despacho, una de las cosas que veníamos a contarle es la localización de Kurama, y cuando sepa dónde es, va a necesitar su silla.