24/09/2020, 15:13
—Gracias —dijo Hanabi, ante la proposición de Kintsugi de colaborar para luchar contra la organización de Dragón Rojo—. No cabe duda de que cualquier fisura entre nosotros la aprovecharán. Debemos colaborar más que nunca si queremos acabar con ellos. Claro que para eso antes habrá que encontrarles…
—Estoy de acuerdo—asintió la Morikage—. Por nuestra parte, pondremos todos los esfuerzos posibles por rastrear el País del Bosque y encontrar cualquier pista que nos lleve hasta ellos.
—Y hablando de encontrar guaridas… Kurama —añadió Hanabi. Y Kintsugi pudo ver que, junto a la Arashikage, la jinchūriki dio un pequeño brinco, pero no le más atención de la necesaria—. ¿Doy por hecho que también echará una mano con eso, Kintsugi-dono? Porque en los últimos tiempos se ha descubierto una pista muy importante al respecto. Aunque seguramente no sea yo la persona que deba dar la noticia.
Kintsugi abrió la boca para responder, pero antes de que pudiera pronunciar palabra, Shanise intervino:
—Así es. Cuando fue atacada por uno de los Generales, se descubrió una pista que podría llevarnos hasta a ellos. Tenemos indicios de que podrían operar al norte de nuestro país —explicó—. Próximamente enviaremos un operativo para investigar. Compartiré toda la inteligencia que obtengamos, si ambos están dispuestos a colaborar. Si Eikyū Juro se encuentra entre sus filas, se lo haremos saber.
—Se lo agradezco profundamente, Arashikage-dono. Eikyuu Juro sigue siendo una de nuestras mayores prioridades, y hasta el momento no hemos dado con ninguna pista que nos lleve hasta él —confesó, ciertamente contrariada—. Respondiendo a su pregunta, Uzukage-dono... —añadió, volviéndose hacia Hanabi. Y lanzó un largo y profundo suspiro—. Uno de nuestros shinobi tuvo un desafortunado encuentro con uno de esos Generales hace poco, mientras nosotros aún estábamos en el Valle de los Dojos. Fue en la estación de ferrocarriles. Nosotros ya no tenemos ningún contenedor que pueda resultarles de interés, así que desconocemos cuáles eran sus intenciones. Pero está claro que buscan algo más que el resto de los Bijū —Kintsugi plantó sendas manos sobre la superficie de la mesa, y su voz adoptó un nuevo matiz de firmeza cuando siguió hablando—. Ningún país está a salvo de las intenciones de ese Monstruo; así que, regresando a su pregunta, Uzukage-dono: Sí. Kusagakure también colaborará en la búsqueda y exterminio de ese Kurama, sus Generales y todo aquel que le siga.
»Pero seguiremos manteniendo nuestras condiciones.
—Estoy de acuerdo—asintió la Morikage—. Por nuestra parte, pondremos todos los esfuerzos posibles por rastrear el País del Bosque y encontrar cualquier pista que nos lleve hasta ellos.
—Y hablando de encontrar guaridas… Kurama —añadió Hanabi. Y Kintsugi pudo ver que, junto a la Arashikage, la jinchūriki dio un pequeño brinco, pero no le más atención de la necesaria—. ¿Doy por hecho que también echará una mano con eso, Kintsugi-dono? Porque en los últimos tiempos se ha descubierto una pista muy importante al respecto. Aunque seguramente no sea yo la persona que deba dar la noticia.
Kintsugi abrió la boca para responder, pero antes de que pudiera pronunciar palabra, Shanise intervino:
—Así es. Cuando fue atacada por uno de los Generales, se descubrió una pista que podría llevarnos hasta a ellos. Tenemos indicios de que podrían operar al norte de nuestro país —explicó—. Próximamente enviaremos un operativo para investigar. Compartiré toda la inteligencia que obtengamos, si ambos están dispuestos a colaborar. Si Eikyū Juro se encuentra entre sus filas, se lo haremos saber.
—Se lo agradezco profundamente, Arashikage-dono. Eikyuu Juro sigue siendo una de nuestras mayores prioridades, y hasta el momento no hemos dado con ninguna pista que nos lleve hasta él —confesó, ciertamente contrariada—. Respondiendo a su pregunta, Uzukage-dono... —añadió, volviéndose hacia Hanabi. Y lanzó un largo y profundo suspiro—. Uno de nuestros shinobi tuvo un desafortunado encuentro con uno de esos Generales hace poco, mientras nosotros aún estábamos en el Valle de los Dojos. Fue en la estación de ferrocarriles. Nosotros ya no tenemos ningún contenedor que pueda resultarles de interés, así que desconocemos cuáles eran sus intenciones. Pero está claro que buscan algo más que el resto de los Bijū —Kintsugi plantó sendas manos sobre la superficie de la mesa, y su voz adoptó un nuevo matiz de firmeza cuando siguió hablando—. Ningún país está a salvo de las intenciones de ese Monstruo; así que, regresando a su pregunta, Uzukage-dono: Sí. Kusagakure también colaborará en la búsqueda y exterminio de ese Kurama, sus Generales y todo aquel que le siga.
»Pero seguiremos manteniendo nuestras condiciones.