11/01/2016, 13:53
Shiona-sama se ofreció personalmente para guiar a la joven durante su primera visita. Una de las cosa que más llamó la atención de la Hyuga, fue el respeto y cariño que recibía la Uzukage de cada habitante de la Aldea. Todos se detenían a saludarla y esta correspondía a todo y cada uno de esos saludos sin perder su sonrisa. En cierta forma le recordó a Kusabi, esa tranquilidad... no podía creer que así fuese el día a día de una aldea shinobi. No distaba en exceso de la vida en un pueblo tranquilo, quitando la alta vigilancia, aún así por lo demás era un lugar cualquiera.
El paseo fue largo, la villa era bastante grande pero mereció la pena. Había podido contemplar la vida del mercado, su bullicio y caótico orden, la belleza de las casas más antiguas y el estilo tradicional adaptado a los nuevos tiempos que poseían los nuevos edificios de viviendas. Sin embargo, el camino llegaba a su fin y esté fue la zona de entrenamiento de la villa. Un enorme campo dividido en zonas.
La Uzukage rompió el silencio que había imperado en su largo paseo, para explicarle a la muchacha lo que era aquel lugar e informarle de la posibilidad de usar los dojos y las normas que regían aquel emplazamiento. Tras esto, se giro y señalo con la mirada un enorme edificio, Mitsuki que había seguido a su superiora observaba en aquel instante. Según había podido deducir se trataba del edificio de gobierno, pues allí podría encontrarla a ella.
—Es magnífico— observó la joven
Tras esto, la mujer pelirroja le informó de que su nueva ruta les llevaría hasta ese edificio y que allí le aguardaba un regalo. La curiosidad se despertó en la Hyuga, ¿Un regalo? No estaba acostumbrada a recibir regalos, como debía actuar, que debía decir. La chica se puso un tanto nerviosa pero trato de conservar la calma
—Cuando usted quiera, Shiona-sama— respondió la joven
El paseo fue largo, la villa era bastante grande pero mereció la pena. Había podido contemplar la vida del mercado, su bullicio y caótico orden, la belleza de las casas más antiguas y el estilo tradicional adaptado a los nuevos tiempos que poseían los nuevos edificios de viviendas. Sin embargo, el camino llegaba a su fin y esté fue la zona de entrenamiento de la villa. Un enorme campo dividido en zonas.
La Uzukage rompió el silencio que había imperado en su largo paseo, para explicarle a la muchacha lo que era aquel lugar e informarle de la posibilidad de usar los dojos y las normas que regían aquel emplazamiento. Tras esto, se giro y señalo con la mirada un enorme edificio, Mitsuki que había seguido a su superiora observaba en aquel instante. Según había podido deducir se trataba del edificio de gobierno, pues allí podría encontrarla a ella.
—Es magnífico— observó la joven
Tras esto, la mujer pelirroja le informó de que su nueva ruta les llevaría hasta ese edificio y que allí le aguardaba un regalo. La curiosidad se despertó en la Hyuga, ¿Un regalo? No estaba acostumbrada a recibir regalos, como debía actuar, que debía decir. La chica se puso un tanto nerviosa pero trato de conservar la calma
—Cuando usted quiera, Shiona-sama— respondió la joven