12/01/2016, 17:33
Sombrero de paja pareció tener sin embargo otro punto de vista. Evidentemente, no sabía de qué hablaba, o bien era realmente bueno mintiendo. Casi no tenía en cuenta que el ataque del cinco colas había sido promovido por shinobis de la aldea de la lluvia, contrarrestar un argumento como el del albino con que los jinchurikis eran los peligrosos... era.... absurdo. Realmente fuera de contexto, puesto que el causante del destrozo había sido tal, pero no había ido por gusto. Ese bicho estaba amaestrado, pues de lo contrario seguramente ni se hubiese acercado a esa aldea... Ese era el pensar del Senju.
Así mismo, le atacó con que si no confiaba en una aldea, jamás tendría alguien cercano. Además, de que se convertiría en lo que llegó a calificar como una bomba de relojería. Ciertamente podía ser verdad, pero no era el caso. Éste detalle concreto le llevó a saber que ya le estaba aludiendo como Jinchuriki, lo cuál podía ser divertido.
Había permanecido en silencio, escuchando al chico, y ahora era momento de tirar por la borda todo aquello que este había dicho.
—Supongo que imaginas que llevas la razón. Visto así, todo es muy bonito.— Comenzó a rebatir. —¿Pero sabes? Soy feliz estando solo, no necesito a nadie mas que a mi mismo y a mis nueve colas. ¿Quieres saber el porqué? Evidentemente, porque así soy yo mismo. El cinco colas no ha atacado esa aldea por gusto. No nos comemos a los humanos, ni nos divierte jugarnos la vida... bueno, a algunos si, pero eso es otro asunto. ¿Sabes porqué atacó el cinco colas esa aldea de vegetarianos? Porque los shinobis así le obligaron. No fue cosa suya, fue cosa de una aldea. ESE es el motivo por el cuál no confío en vosotros, shinobis.—
De nuevo, una macabra sonrisa se dibujó en su rostro. No precisamente radiaba felicidad, esa sonrisa iba en busca de otro motivo.
—Esa manera de defender la vida y la confianza en una aldea... solo me dice que tú también eres shinobi. ¿Sabes? Los shinobis no me agradan...—
Y en el aire quedó la amenaza. Quizás ya se había aburrido de ese tipo que se hacía el interesante...
Así mismo, le atacó con que si no confiaba en una aldea, jamás tendría alguien cercano. Además, de que se convertiría en lo que llegó a calificar como una bomba de relojería. Ciertamente podía ser verdad, pero no era el caso. Éste detalle concreto le llevó a saber que ya le estaba aludiendo como Jinchuriki, lo cuál podía ser divertido.
Había permanecido en silencio, escuchando al chico, y ahora era momento de tirar por la borda todo aquello que este había dicho.
—Supongo que imaginas que llevas la razón. Visto así, todo es muy bonito.— Comenzó a rebatir. —¿Pero sabes? Soy feliz estando solo, no necesito a nadie mas que a mi mismo y a mis nueve colas. ¿Quieres saber el porqué? Evidentemente, porque así soy yo mismo. El cinco colas no ha atacado esa aldea por gusto. No nos comemos a los humanos, ni nos divierte jugarnos la vida... bueno, a algunos si, pero eso es otro asunto. ¿Sabes porqué atacó el cinco colas esa aldea de vegetarianos? Porque los shinobis así le obligaron. No fue cosa suya, fue cosa de una aldea. ESE es el motivo por el cuál no confío en vosotros, shinobis.—
De nuevo, una macabra sonrisa se dibujó en su rostro. No precisamente radiaba felicidad, esa sonrisa iba en busca de otro motivo.
—Esa manera de defender la vida y la confianza en una aldea... solo me dice que tú también eres shinobi. ¿Sabes? Los shinobis no me agradan...—
Y en el aire quedó la amenaza. Quizás ya se había aburrido de ese tipo que se hacía el interesante...