12/01/2016, 17:49
El albino no debería de considerarse un buen negociante, de hecho, no lo era. Acababa de ofrecerse a escoltar a casi un desconocido a cambio de un precio de risa... pero oye, quizás el chico era mas listo de lo que parecía. Estaba aceptando un trabajo en el que había riesgo, posible conflicto, y posibles víctimas a las que salvar de ésta trágica vida. Además, iba a cobrar... ¿qué mas podía pedir? Iba a ejercer su función en ésta vida, de manera justificada y gratificada.
Sin pensarlo dos veces, ofreció la mano a Fuego, que trataba de cerrar el trato sin queja alguna. Con un claro signo de negocio, éste había concluido en el tema mas pintoresco, la negociación del precio. Ya tenía datos de dónde, y cuanto. Faltaba el porqué, y el cuando. Evidentemente, la primera no le importaba un solo pimiento.
Cuando Datsue observó que el albino continuaba mirando tiendas, preguntó si aún necesitaba algo mas. Claro que lo necesitaba, al menos unos pantalones en condiciones, los suyos estaban hechos harapos.
—Si, con unos pantalones casi como éstos, sería suficiente. Pero éstos parecen estar hechos de una tela muy débil...— Alegó mientras tocaba la prenda.
Con parsimonia, pasó de ese puesto, y continuó en su búsqueda. Ante todo, quería dejar de parecer un mendigo, era la viva encarnación de la muerte... debía vestir con estilo.
Sin pensarlo dos veces, ofreció la mano a Fuego, que trataba de cerrar el trato sin queja alguna. Con un claro signo de negocio, éste había concluido en el tema mas pintoresco, la negociación del precio. Ya tenía datos de dónde, y cuanto. Faltaba el porqué, y el cuando. Evidentemente, la primera no le importaba un solo pimiento.
Cuando Datsue observó que el albino continuaba mirando tiendas, preguntó si aún necesitaba algo mas. Claro que lo necesitaba, al menos unos pantalones en condiciones, los suyos estaban hechos harapos.
—Si, con unos pantalones casi como éstos, sería suficiente. Pero éstos parecen estar hechos de una tela muy débil...— Alegó mientras tocaba la prenda.
Con parsimonia, pasó de ese puesto, y continuó en su búsqueda. Ante todo, quería dejar de parecer un mendigo, era la viva encarnación de la muerte... debía vestir con estilo.