13/01/2016, 00:32
Efectivamente como Blame había pensado, Kimura estaba orgulloso de su villa, a pesar de la forma que habían tenido de poder ascender. No solo era que el mundo shinobi era así, lejos del romanticismo y todas esas tonterías que se quisieran crear, sino porque, él veía un justo castigo y premio, pues ellos habían sido subyugados antes.
El muchacho de ojos dispares se quedo en silencio durante unos momentos tras la primera respuesta de Kimura, emitiendo tan solo unas palabras para expresar que entendía. Luego, tras las nuevas preguntas del chico de rojizo cabello, desplego una respuestas más elaborada y elocuente, aunque no fuese más que una mentira.
— Pues casi llegas en la época de la batata. En la ciudad suele tomarse una batata, se entierra, y se hace una hoguera encima. Todos cantan y bailan, y cuando las brasas se apagan, desentierran y comen la batata. Es una fiesta muy popular, y que casi todos festejan. Es una suerte si coincides con esa fiesta, es una de las mas bonitas y alegres. —
El joven Yuki no puedo evitar pensar que quizá el chico le estaba tomando un poco el pelo. ¿Bailar alrededor de una batata? Está bien, cada pueblo tenía sus costumbres, pero eso debía resultar un poco ridículo, ¿No? “En Taki las celebraciones son mucho más solemnes, pedir deseos, unirse alrededor del árbol…” Sin embargo, debía aceptar que quizá el chico no le estaba mintiendo, después de todo, el nunca había visitado Notsuba.
— ¿Y qué objetivo tiene esa celebración? ¿Cosecháis batatas en Notsuba u algo, sois principales exportadores? No te lo tomes a mal, también en Taki tenemos fiestas… Pero suelen ser más cosas como juntarse alrededor del Árbol Sagrado, algo más solemne. En fin… — Poco después de que Kimura formulase su pregunta, una persona se acerco había los dos muchachos que estaban hablando allí, en el costado del puente.
Era una joven que debía contar con unas veintitrés primaveras; su cabello caía hasta la mitad de su espalda, lacio y de color naranja como zanahoria. La forma del rostro era redonda y poseía cierta belleza, de rasgos equilibrados, y unos ojos marrones como la avellana. Vestía con un kimono de viaje, de color fucsia, y en sus manos llevaba un cuaderno de dibujo, con un lapiz negro en la otra mano.
Sonriente, se dirigió hacia los dos muchachos. —Disculpen que los interrumpa, chicos. ¿Les molestaría que los dibujara? Tan solo tienen que quedarse así, frente a la barandilla, con el paisaje queda muy bien. Hace tiempo que quería hacer una escena así, pero todos estos viejos me dicen que no… — Con ojos un poco suplicantes, se quedo en silencio, mirando a los dos chicos.
Kimura fue el primero en reaccionar, que alternando su mirada entre Blame y la joven, contesto vacilante. — Bueno, yo no tendría problema, todo sea por ayudar a un creador de arte… No se Blame, si tendrás problema… —
El muchacho de ojos dispares se quedo en silencio durante unos momentos tras la primera respuesta de Kimura, emitiendo tan solo unas palabras para expresar que entendía. Luego, tras las nuevas preguntas del chico de rojizo cabello, desplego una respuestas más elaborada y elocuente, aunque no fuese más que una mentira.
— Pues casi llegas en la época de la batata. En la ciudad suele tomarse una batata, se entierra, y se hace una hoguera encima. Todos cantan y bailan, y cuando las brasas se apagan, desentierran y comen la batata. Es una fiesta muy popular, y que casi todos festejan. Es una suerte si coincides con esa fiesta, es una de las mas bonitas y alegres. —
El joven Yuki no puedo evitar pensar que quizá el chico le estaba tomando un poco el pelo. ¿Bailar alrededor de una batata? Está bien, cada pueblo tenía sus costumbres, pero eso debía resultar un poco ridículo, ¿No? “En Taki las celebraciones son mucho más solemnes, pedir deseos, unirse alrededor del árbol…” Sin embargo, debía aceptar que quizá el chico no le estaba mintiendo, después de todo, el nunca había visitado Notsuba.
— ¿Y qué objetivo tiene esa celebración? ¿Cosecháis batatas en Notsuba u algo, sois principales exportadores? No te lo tomes a mal, también en Taki tenemos fiestas… Pero suelen ser más cosas como juntarse alrededor del Árbol Sagrado, algo más solemne. En fin… — Poco después de que Kimura formulase su pregunta, una persona se acerco había los dos muchachos que estaban hablando allí, en el costado del puente.
Era una joven que debía contar con unas veintitrés primaveras; su cabello caía hasta la mitad de su espalda, lacio y de color naranja como zanahoria. La forma del rostro era redonda y poseía cierta belleza, de rasgos equilibrados, y unos ojos marrones como la avellana. Vestía con un kimono de viaje, de color fucsia, y en sus manos llevaba un cuaderno de dibujo, con un lapiz negro en la otra mano.
Sonriente, se dirigió hacia los dos muchachos. —Disculpen que los interrumpa, chicos. ¿Les molestaría que los dibujara? Tan solo tienen que quedarse así, frente a la barandilla, con el paisaje queda muy bien. Hace tiempo que quería hacer una escena así, pero todos estos viejos me dicen que no… — Con ojos un poco suplicantes, se quedo en silencio, mirando a los dos chicos.
Kimura fue el primero en reaccionar, que alternando su mirada entre Blame y la joven, contesto vacilante. — Bueno, yo no tendría problema, todo sea por ayudar a un creador de arte… No se Blame, si tendrás problema… —