13/01/2016, 10:08
La segunda impresión general que pudo tener el muchacho, aparte de que Mitsuki era bastante simpática, fue la de que parecía ser una persona a la que le gustaban las formalidades, o al menos eso le indicaba al repetir sus pequeñas reverencias, como efecto a la contestación que le dio Kimura sobre su nombre.
Y luego, tras unas pocas frases más, contesto a la interrogación formulada por el Takigakureño. Y a la vez, formulando una pregunta para el Yuki.
— Eres buen observador, es verdad que no soy de por aquí cerca — admitió la joven con un sonrisa — Sin embargo, debo a la casualidad encontrarme en este lugar. Solo estoy haciendo un alto en mi camino hacia el País del Remolino — comento Mitsuki con tranquilidad —¿Y tú eres de por aquí cerca?—
— Oh, el País del Remolino, pues no estás tan lejos de tu hogar. ¿Cómo es? ¿Teneis algún tipo de celebración especial o rito por alli? Todavía no he tenido la oportunidad de viajar por el país. — Contesto a la primera parte de lo dicho la jovencita. Tras una pausa de unos momentos continuo para contestar a su pregunta. — En cuanto a mi hogar… Pues podría decirse que es este. No en un sentido estricto, no vivo tan cerca de Kuroshiro, pero considero todo el País del Rio mi hogar. Uno le tiene un apego muy especial al lugar donde ha crecido, ¿No? — Obviamente, por la mente del joven no paso ni por un momento la idea de hablarle sobre la villa oculta. Aunque fuera una simple civil como pensaba, era inimaginable que alguien cometiera tal estupidez de hablar libremente sobre su aldea, siendo posiblemente la regla máxima él nunca divulgar su ubicación.
Al oír un sonido algo lejano, el joven giro la cabeza, mientras esperaba a la contestación de su acompañante. La multitud de gente, aunque todavía había deambulando por allí, parecía estar concentrándose en otro punto, más avanzado de lo que ellos estaban. Se oían los gritos de júbilo de los niños. “Exactamente igual que aquella otra vez, solo que ya no hay sobre quien subirme a sus hombros” fue lo que paso por la mente del chico mientras una sonrisa algo triste se perfilaba en su cara.
Y luego, tras unas pocas frases más, contesto a la interrogación formulada por el Takigakureño. Y a la vez, formulando una pregunta para el Yuki.
— Eres buen observador, es verdad que no soy de por aquí cerca — admitió la joven con un sonrisa — Sin embargo, debo a la casualidad encontrarme en este lugar. Solo estoy haciendo un alto en mi camino hacia el País del Remolino — comento Mitsuki con tranquilidad —¿Y tú eres de por aquí cerca?—
— Oh, el País del Remolino, pues no estás tan lejos de tu hogar. ¿Cómo es? ¿Teneis algún tipo de celebración especial o rito por alli? Todavía no he tenido la oportunidad de viajar por el país. — Contesto a la primera parte de lo dicho la jovencita. Tras una pausa de unos momentos continuo para contestar a su pregunta. — En cuanto a mi hogar… Pues podría decirse que es este. No en un sentido estricto, no vivo tan cerca de Kuroshiro, pero considero todo el País del Rio mi hogar. Uno le tiene un apego muy especial al lugar donde ha crecido, ¿No? — Obviamente, por la mente del joven no paso ni por un momento la idea de hablarle sobre la villa oculta. Aunque fuera una simple civil como pensaba, era inimaginable que alguien cometiera tal estupidez de hablar libremente sobre su aldea, siendo posiblemente la regla máxima él nunca divulgar su ubicación.
Al oír un sonido algo lejano, el joven giro la cabeza, mientras esperaba a la contestación de su acompañante. La multitud de gente, aunque todavía había deambulando por allí, parecía estar concentrándose en otro punto, más avanzado de lo que ellos estaban. Se oían los gritos de júbilo de los niños. “Exactamente igual que aquella otra vez, solo que ya no hay sobre quien subirme a sus hombros” fue lo que paso por la mente del chico mientras una sonrisa algo triste se perfilaba en su cara.