Solsticio de sangre

[Sasagani Yota]

Nada más sentir aquel grito infernal que salí por patas sin dudarlo. Corrí todo lo rápido que podía teniendo en cuenta que ahora mismo no disponía de nada con lo que alumbrarme y que me había dejado el jodido ninjatō tras el encuentro con e dichoso niño y entonces me detuve, justo en el momento que me di cuenta y pude ver que al final aquello me había salvado de una buena caída, pues había un precipicio importante justo delante de mis narices.

— ¡Joder, Yota! Pensé que estarías con tus amiguitos

— He tenido algunas distracciones

—¡Yota, te necesito aquí, YA!

Ah, claro, ahora que la cosa se debía empezar a poner fea, entonces sí que existía. en cualquier caso había que darse prisa.

— Joder, Eri está en apuros, vamos sube

— ¿Eri? ¿la pelirroja esa de antes?

— Sí, la misma. La que tiene un miedo irrazonable nada más verte. Que bueno, yo sé que no eres un bellezón, pero tampoco es para ponerse de ese modo

— Ja, ja... me parto los quelíceros de la puta risa — contestó el animal — Por cierto el camino está ahí abajo

Así pues, aplicando chakra en las plantas de los pues, camino por el despeñadero hasta llegar a la zona de abajo y poder seguir el camino hasta la dichosa cueva y acudir a la llamada de la uzujin.