26/01/2021, 21:33
-Gracias, pero no te preocupes- Dijo notando la preocupación en el tono de voz de Ayame. Luego escuchó la pregunta hecha por la kunoichi y pensó un instante antes de responder. ¿Haberlo hecho en su entrenamiento como ninja médico, en un entorno académico, contaba en algo? Sin embargo, si había tenido unas cuantas experiencias reales, como parte de su entrenamiento, y unas cuantas luego de ser oficialmente un médico.
-Si, lo he hecho antes.- Dijo y suspiró, más por un conflicto en sus pensamientos que con el peso del agua que se balanceaba dentro de la cazuela a medida que caminaban hacia la escuela. -Tristemente, en esta época del año no crecen muchas plantas que podrían ayudar a estas personas y no se si haya un boticario cerca. Un poco de jengibre, regaliz o eucalipto habrían ayudado, pero esta agua caliente será suficiente.- Dijo levantando un poco como para subrayar lo que acababa de decir.
Poco después llegaron a la escuela y entraron. No había nadie para recibirlos así que Hayato se tuvo que guiar con el oído para encontrar el salón donde se encontraban los pacientes. Las toses y las voces de varias personas lo guiaron a un salón en el centro de la escuela. "Muy inteligentes. Debe ser el sitio más aislado térmicamente de este edificio." Pensó mientras entraba al salón.
-¡Ay! ¡Que alivio!- Exclamó una mujer que estaba sentada entre los dos niños enfermos, por lo cual, a juzgar por su edad, seguramente era la madre. Por su parte, la mujer enferma, que estaba acostada junto a los niños, estaba acompañada por un hombre mayor, y el anciano enfermo estaba acompañado por su esposa.
Mientras Hayato descargaba la olla, hizo una evaluación inicial visual a los enfermos y pudo deducir, a partir de su aspecto y del sonido de sus toses, que la neumonía había empeorado desde que llegó la carta que lo llamaba a aquel sitio. -Buenos días a todos. Ella es Aotsuki Ayame, kunoichi de Amegakure, que muy amablemente ofreció su ayuda, y yo soy Yasuyori Hayato, ninja médico de Uzushiogakure .- Dijo elevando su voz para que todos los presentes lo escucharan. En lo que respectaba a personas que necesitaban su ayuda como médico, toda la timidez que lo invadía se mantenía a ralla. -A todos los acompañantes les pido por favor que esperen al fondo del salón mientras Ayame y yo atendemos a sus familiares. No se preocupen, están en buenas manos.- No estaba muy seguro de esto por parte de la kunoichi, pero podía sentir que podía confiar en ella, por lo menos para esto.
De su kit médico en su cinturón extrajo un dos pares de guantes y dos tapabocas, todos de tela. -Toma Ayame. Si esta neumonía es contagiosa, no quiero que te toque a ti.- Le dijo.
Primero fue con el anciano, ya que su tos sonaba más desgarradora. Acercó la cazuela a su lado y puso suavemente su mano enguantada sobre la frente del viejo, quien estaba dormido. La temperatura era bastante alta. Posó su oído en el pecho del hombre y escucho como sus pulmones gruñían cada vez que hacía un ciclo respiratorio, el cual era bastante rápido.
-Ayame, por favor sumerge dos trapos en el agua caliente y pásame uno. Que no goteen mucho. El otro ponlo por favor sobre los pies, lentamente, y cúbrelos bien.- Extendió su mano. -Y... ¿en que estas especializada como shinobi?- Dijo, tratando de continuar la conversación que tenía antes, ya que se había sentido algo grosero al interrumpirla cuando llegaron a la escuela. Además, era bueno para despejar el estrés al momento de tratar un paciente.
-Si, lo he hecho antes.- Dijo y suspiró, más por un conflicto en sus pensamientos que con el peso del agua que se balanceaba dentro de la cazuela a medida que caminaban hacia la escuela. -Tristemente, en esta época del año no crecen muchas plantas que podrían ayudar a estas personas y no se si haya un boticario cerca. Un poco de jengibre, regaliz o eucalipto habrían ayudado, pero esta agua caliente será suficiente.- Dijo levantando un poco como para subrayar lo que acababa de decir.
Poco después llegaron a la escuela y entraron. No había nadie para recibirlos así que Hayato se tuvo que guiar con el oído para encontrar el salón donde se encontraban los pacientes. Las toses y las voces de varias personas lo guiaron a un salón en el centro de la escuela. "Muy inteligentes. Debe ser el sitio más aislado térmicamente de este edificio." Pensó mientras entraba al salón.
-¡Ay! ¡Que alivio!- Exclamó una mujer que estaba sentada entre los dos niños enfermos, por lo cual, a juzgar por su edad, seguramente era la madre. Por su parte, la mujer enferma, que estaba acostada junto a los niños, estaba acompañada por un hombre mayor, y el anciano enfermo estaba acompañado por su esposa.
Mientras Hayato descargaba la olla, hizo una evaluación inicial visual a los enfermos y pudo deducir, a partir de su aspecto y del sonido de sus toses, que la neumonía había empeorado desde que llegó la carta que lo llamaba a aquel sitio. -Buenos días a todos. Ella es Aotsuki Ayame, kunoichi de Amegakure, que muy amablemente ofreció su ayuda, y yo soy Yasuyori Hayato, ninja médico de Uzushiogakure .- Dijo elevando su voz para que todos los presentes lo escucharan. En lo que respectaba a personas que necesitaban su ayuda como médico, toda la timidez que lo invadía se mantenía a ralla. -A todos los acompañantes les pido por favor que esperen al fondo del salón mientras Ayame y yo atendemos a sus familiares. No se preocupen, están en buenas manos.- No estaba muy seguro de esto por parte de la kunoichi, pero podía sentir que podía confiar en ella, por lo menos para esto.
De su kit médico en su cinturón extrajo un dos pares de guantes y dos tapabocas, todos de tela. -Toma Ayame. Si esta neumonía es contagiosa, no quiero que te toque a ti.- Le dijo.
Primero fue con el anciano, ya que su tos sonaba más desgarradora. Acercó la cazuela a su lado y puso suavemente su mano enguantada sobre la frente del viejo, quien estaba dormido. La temperatura era bastante alta. Posó su oído en el pecho del hombre y escucho como sus pulmones gruñían cada vez que hacía un ciclo respiratorio, el cual era bastante rápido.
-Ayame, por favor sumerge dos trapos en el agua caliente y pásame uno. Que no goteen mucho. El otro ponlo por favor sobre los pies, lentamente, y cúbrelos bien.- Extendió su mano. -Y... ¿en que estas especializada como shinobi?- Dijo, tratando de continuar la conversación que tenía antes, ya que se había sentido algo grosero al interrumpirla cuando llegaron a la escuela. Además, era bueno para despejar el estrés al momento de tratar un paciente.