11/03/2021, 15:38
Kiyomi se lamentaba entre todo el papeleo que tenía que hacer aquel día. A veces, incluso, se sorprendía suspirando profundamente y justo se daba cuenta cuando un par de papeles salían volando por la fuerza del suspiro. No eran tiempos fáciles y las misiones parecían acumularse, aun así, no debía darse por vencida.
Para su suerte, aquella mañana no era una de aquellas concurridas en las que estaba constantemente hablando con shinobis o kunoichis, tampoco habían venido muchos habitantes, por lo que, ella junto a su soledad, seguía administrando todo a su mejor ritmo.
El sonido de unas pisadas hizo que su mirada acaramelada subiera para enfrentar los ojos ambarinos de Saori. Kiyomi lo conocía por haber sido uno de los últimos shinobi registrados. Sonrió afable mientras tomaba asiento sin dejar de mirarle.
—Buenos días, mi nombre es Sarutobi Saori, venía a solicitar mi primera misión.
La Uzumaki no podía evitar mirarlo con ternura. Para ella, él era otro de sus hijos, joven y todavía inexperto, buscando su primera misión que cumplir. Para sus adentros, esperaba que no tuviera tanta prisa por crecer.
—Buenos días, Saori-kun, ¿tu primera misión? Dame un momento que busque por aquí a ver si tengo alguna que cumpla con tus requisitos... —levantó el dedo, demando un poco de tiempo mientras abría un gran cajón.
El sonido de sus dedos acariciando numerosos papeles resonó por la habitación, hasta que, pronto, sacó un pequeño pergamino con el símbolo de la espiral grabado en él. Justo encima, una D pintada en carmesí adornaba el grabado.
—Esta misión llegó esta misma mañana —informó, tendiéndole el pergamino al recién graduado—. Léela y dime qué te parece. —Sonrió.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)