12/03/2021, 13:30
(Última modificación: 12/03/2021, 13:30 por Uzumaki Eri.)
Kiyomi sonrió, afable, mientras le miraba. Desde que había empezado como recepcionista en el Edificio del Uzukage había visto numerosos rostros: decepcionados, entusiasmados, excitados por una nueva aventura, atemorizados por volver a fallar otra. Por eso, al ver un poco de decepción en el rostro del Sarutobi, no pudo evitar inclinarse para revolverle el corto cabello.
—No te preocupes, Saori-kun, hazlo lo mejor que puedas —animó la mujer.
Volvió a tomar asiento y volvió a sus quehaceres, no sin antes despedirse con un movimiento de mano de Saori, quien ya podía comenzar a buscar el sitio donde se llevaba a cabo la misión.
Tardaría alrededor de veinte minutos en llegar desde el lugar donde se encontraba pues no tenía pérdida: era un pequeño puesto al lado de una vieja casa que seguía la estética de todo Uzushiogakure. Justo detrás, se podía apreciar unos amplios cultivos e invernaderos.
El letrero de la tienda rezaba: Frutas y verduras Yameko.
—No te preocupes, Saori-kun, hazlo lo mejor que puedas —animó la mujer.
Volvió a tomar asiento y volvió a sus quehaceres, no sin antes despedirse con un movimiento de mano de Saori, quien ya podía comenzar a buscar el sitio donde se llevaba a cabo la misión.
Tardaría alrededor de veinte minutos en llegar desde el lugar donde se encontraba pues no tenía pérdida: era un pequeño puesto al lado de una vieja casa que seguía la estética de todo Uzushiogakure. Justo detrás, se podía apreciar unos amplios cultivos e invernaderos.
El letrero de la tienda rezaba: Frutas y verduras Yameko.