16/03/2021, 19:19
Saori trató, dentro de lo posible, mantenerse firme, ser un apoyo fuerte para el anciano que, debido a la situación, había comenzado a temblar, no sabía si de miedo, de nervios o de ambas cosas a la vez, pero lo que si sabía el joven era que su deber en aquellos momentos era quedarse con el hombre y tratar de tranquilizarlo.
—Sí, sí, discúlpame... Estas piernas ya no son lo que eran, chico
El pelinegro asintió firmemente y acompañó al anciano al banco que éste le había indicado, ayudando a que se sentara cuidadosamente.
—. ¿Puedes... traerme el bastón? Siento molestarte, pero este anciano parece necesitar más ayuda de la que se esperaba.
Saori negó con la cabeza, afable.
—No es ninguna molestia, para eso estamos, tranquilo. — El Sarotubi dio entonces media vuelta, en busca del bastón. —Por cierto, ¿cuál es su nombre, si no es indiscrección? — Le preguntó al hombre, dándose cuenta de que aún no lo sabía.
—Sí, sí, discúlpame... Estas piernas ya no son lo que eran, chico
El pelinegro asintió firmemente y acompañó al anciano al banco que éste le había indicado, ayudando a que se sentara cuidadosamente.
—. ¿Puedes... traerme el bastón? Siento molestarte, pero este anciano parece necesitar más ayuda de la que se esperaba.
Saori negó con la cabeza, afable.
—No es ninguna molestia, para eso estamos, tranquilo. — El Sarotubi dio entonces media vuelta, en busca del bastón. —Por cierto, ¿cuál es su nombre, si no es indiscrección? — Le preguntó al hombre, dándose cuenta de que aún no lo sabía.