El camino prohibido

[Uchiha Datsue]

Datsue se relamió los labios, algo frustrado por haber acertado en su suposición. Contradictorio, desde luego, pues pocas veces uno se lamentaba por llevar la razón. Pero o Kid le había mentido cuando allá en el desierto le había asegurado que ni se le daban bien los ninjutsus ni sabía hacer clones de sombra, o, desde luego, había aprendido a hacerlos en aquellos dos años. Tiempo había tenido, desde luego.

Datsue se recompuso, recuperando la respiración pausada. Había encadenado varias técnicas demandantes de chakra de sopetón y sin calentar, y notaba el pulso acelerado. El hombre de la guadaña se descubrió como el ninja sensor. Datsue echó una rápida ojeada y halló un chico en solitario observando la escena.

—Todavía queda uno —remarcó, haciendo énfasis con la mirada en aquel chico. Intuyó una bandana en su brazo. Un ninja.

Luego, su mirada se posó en Konda. No terminaba de fiarse de aquel tipo, pero apagó el Sharingan en una señal de respeto, y correspondió a su reverencia con otra.

—Es mi trabajo, como ninja de Uzushiogakure no Sato. Uchiha Datsue —se presentó—. Un placer. ¿Alguna idea de por qué ese hombre quería acabar con su vida?