17/01/2016, 16:55
- A ver si puedo… -
- ¿Eh?
El pobre Juro no entendio nada hasta que fue demasiado tarde. Los dedos de la extraña chica se metieron dentro de su propia nariz, y trató de tirar. El chico soltó un quejido mientras se preguntaba que diablos estaba pasando. La calavera parlante fue cuidadosa, y soló dio breves tirones. Aun así, algo de dolor si que tuvo. Luego, simplemente sacó la mano, viendo que no podía conseguir lo que quiera que quisiese.
- Como que no… -
- Au... - se quejó Juro, llevandose una mano a la nariz - ¿Hacía falta?
Juro supuso que la chica había intentado estirar su nariz, por alguna razón. Era muy rara, eso desde luego. Pero no parecía demasiado peligrosa, y realmente no le había dado motivos para temerla...
Pero Ditduko no dio tiempo a más. Dio la vuelta y se marchó. Juro pensó durante unos momentos irse y alejarse de ellas. Unos momentos que pasaron, antes de darse cuenta de que ciertamente, estaba en medio de ningun lado, no tenía ni idea de donde ir, y para colmo, era su único medio para llegar al museo. Su hermana probablmenete lo encontraría mejor ahí.
Si, era mucho mejor ir con ella, olvidando lo de la nariz.
- ¡Espera! - exclamó, mientras corría para alcanzarla, con mucho cuidado de no chocarse - Venga, tengo muchas ganar de ver las armas. Quizá haya algo parecido a alguna Kusarigama, o algun látigo...
- ¿Eh?
El pobre Juro no entendio nada hasta que fue demasiado tarde. Los dedos de la extraña chica se metieron dentro de su propia nariz, y trató de tirar. El chico soltó un quejido mientras se preguntaba que diablos estaba pasando. La calavera parlante fue cuidadosa, y soló dio breves tirones. Aun así, algo de dolor si que tuvo. Luego, simplemente sacó la mano, viendo que no podía conseguir lo que quiera que quisiese.
- Como que no… -
- Au... - se quejó Juro, llevandose una mano a la nariz - ¿Hacía falta?
Juro supuso que la chica había intentado estirar su nariz, por alguna razón. Era muy rara, eso desde luego. Pero no parecía demasiado peligrosa, y realmente no le había dado motivos para temerla...
Pero Ditduko no dio tiempo a más. Dio la vuelta y se marchó. Juro pensó durante unos momentos irse y alejarse de ellas. Unos momentos que pasaron, antes de darse cuenta de que ciertamente, estaba en medio de ningun lado, no tenía ni idea de donde ir, y para colmo, era su único medio para llegar al museo. Su hermana probablmenete lo encontraría mejor ahí.
Si, era mucho mejor ir con ella, olvidando lo de la nariz.
- ¡Espera! - exclamó, mientras corría para alcanzarla, con mucho cuidado de no chocarse - Venga, tengo muchas ganar de ver las armas. Quizá haya algo parecido a alguna Kusarigama, o algun látigo...