25/07/2021, 04:25
—¿Seda Líquida?
En el momento que deshizo su ropa como por arte de magia, no pudo evitar llevar sus dedos a los ojos, asustada de que la otra no tenga nada abajo. Parecía una locura y locos hay por todos lados, pero, por suerte, la otra muchacha tenía un leotardo abajo. La seda esa la había dejado boquiabierta, no se imaginó que pueda controlarla a placer y transformarla en lo que a ella le plazca.
—¡Wooow! ¡Increíble!
«¿"Tan especial como yo"?» Todavía le parecía que la chica era muy mimada o, sino, tenía el ego muy alto para decir tantas veces ese tipo de cosas. No le iba a decir nada sobre eso, pero le parecía una actitud un poco engreída. Encima, hacía todo con sumo cuidado, como si todo estuviera embarrado de mierda y ella no quería tener ni el más mínimo contacto con nada. Quizá Jun estaba siendo prejuiciosa, quien sabe realmente.
—Ehm... entiendo. — le había distraído un poco toda la parsimonia anterior. —Me imagino que no estás acostumbrada a todo esto. Digo, no conozco Kusagakure, pero no tiene pinta de que haya muchas multitudes, ¿no?
Rio un poco al escuchar lo que dijo sobre Amegakure, parecía como si se hubiera quedado sin ideas sobre que preguntarle sobre su aldea. También entendía que por lo que más se conoce es la lluvia, así que tampoco estaba mal la pregunta.
—Con respecto a la lluvia, supongo que una ya se acostumbra. A mi me gusta y es algo con lo que vivo día a día, es difícil que no te guste. Aunque siempre hay algún que otro loco que no le guste la lluvia, incluso viviendo en Amegakure.
Por un momento se quedó viendo el alimento de Meme, pensando en la maldad... en la venganza. Había mil y una formas para tirarle ese mochi al piso, pero no sabía si debía hacerlo ¿Tenía que pagarle con la misma moneda? ¿O, simplemente, ya con las disculpas le bastaba? La indecisión se plantó en la cabeza de la Nara y no la dejó actuar demasiado.
En el momento que deshizo su ropa como por arte de magia, no pudo evitar llevar sus dedos a los ojos, asustada de que la otra no tenga nada abajo. Parecía una locura y locos hay por todos lados, pero, por suerte, la otra muchacha tenía un leotardo abajo. La seda esa la había dejado boquiabierta, no se imaginó que pueda controlarla a placer y transformarla en lo que a ella le plazca.
—¡Wooow! ¡Increíble!
«¿"Tan especial como yo"?» Todavía le parecía que la chica era muy mimada o, sino, tenía el ego muy alto para decir tantas veces ese tipo de cosas. No le iba a decir nada sobre eso, pero le parecía una actitud un poco engreída. Encima, hacía todo con sumo cuidado, como si todo estuviera embarrado de mierda y ella no quería tener ni el más mínimo contacto con nada. Quizá Jun estaba siendo prejuiciosa, quien sabe realmente.
—Ehm... entiendo. — le había distraído un poco toda la parsimonia anterior. —Me imagino que no estás acostumbrada a todo esto. Digo, no conozco Kusagakure, pero no tiene pinta de que haya muchas multitudes, ¿no?
Rio un poco al escuchar lo que dijo sobre Amegakure, parecía como si se hubiera quedado sin ideas sobre que preguntarle sobre su aldea. También entendía que por lo que más se conoce es la lluvia, así que tampoco estaba mal la pregunta.
—Con respecto a la lluvia, supongo que una ya se acostumbra. A mi me gusta y es algo con lo que vivo día a día, es difícil que no te guste. Aunque siempre hay algún que otro loco que no le guste la lluvia, incluso viviendo en Amegakure.
Por un momento se quedó viendo el alimento de Meme, pensando en la maldad... en la venganza. Había mil y una formas para tirarle ese mochi al piso, pero no sabía si debía hacerlo ¿Tenía que pagarle con la misma moneda? ¿O, simplemente, ya con las disculpas le bastaba? La indecisión se plantó en la cabeza de la Nara y no la dejó actuar demasiado.