1/08/2021, 19:27
No pudo hacer más que mirar a aquel bastardo mientras se marchaba. Ahora tenía su nombre: Yaara, pero incluso con esas ni siquiera sabía quién era, o qué quería, o de donde venía. Era todo un misterio, y para colmo se había marchado antes de que Toshio le pudiese dar su nombre.
Pensándolo fríamente, así era mejor. No quería darle su nombre a un enemigo.
Se levantó poco a poco. Todavía le dolía cada músculo del cuerpo, y lo que no eran músculos también, pero tenía que apresurarse a volver a la aldea, pues si Yaara había cometido un error en aquel encuentro, definitivamente era dejarle aquella maldita pulsera puesta.
Tenía que volver a la forja para investigar, pues el propia metal tenía una historia que contarle.
Pensándolo fríamente, así era mejor. No quería darle su nombre a un enemigo.
Se levantó poco a poco. Todavía le dolía cada músculo del cuerpo, y lo que no eran músculos también, pero tenía que apresurarse a volver a la aldea, pues si Yaara había cometido un error en aquel encuentro, definitivamente era dejarle aquella maldita pulsera puesta.
Tenía que volver a la forja para investigar, pues el propia metal tenía una historia que contarle.