22/01/2016, 01:57
—¡Vaya! ¡No lo había pensado de esa manera! ¡La verdad es que tiene sentido! —exclamó, con una radiante sonrisa—. Aunque hay que ser muy fuerte y habilidoso para levantar seis espadas y manejarlas bien.
-Sí, aún debería practicar para dominar ese tipo de lucha- respondí alicaído -¡Pero por ello me entreno a conciencia a diario! No me daré por vencido-
Maldita sea, aquella kunoichi era especialista en tirar por los suelos mis falsos alardes. Pero era de esperar que alguien de mi edad y mi inexperiencia nos ería capaz de coordinar 6 katanas a la vez, de hecho ya tenía mis problemas para manejar decentemente una simple y débil kodachi. Ni siquiera tenía esos 6 brazos de los que estaba presumiendo.
Con el tiempo lo lograría.
Mitsuki fue la primera en aceptar el caramelo. Ayame vio que era un caramelo normal y corriente y tras unos instantes optó por emular a la de Uzushio, tomando otro caramelo, ambas agradecieron el gesto el cual correspondí con una amistosa sonrisa. Poco iba a durar aquella tregua pues, de nuevo se interesaron por mi deplorable entrada en escena.
No tenía escapatoria. Debía encarar aquella incómoda situación como buenamente pudiese. Mi cabeza rápidamente puso la maquinaria en marcha en busca de una escusa creíble.
*Basta de patrañas*
Con lo de los brazos ya había cubierto el cupo diario. Mitsuki se había dado cuenta y quizás una nueva mentira no me la iba a pasar por alto, por lo que lo más sensato sería decir la verdad.
-Seguramente lo mismo que vosotras, chicas- respondí en primera instancia, sujetando el caramelo con la mano diestra -Creo que estaremos bastante de acuerdo si decimos que este es un lugar de peregrinaje para cualquier ninja moderno. El lugar donde nuestros líderes y antepasados vencieron a las bestias con colas, los bijuu. Todos hemos oído hablar de ello. Uzumaki Shionaru, Koichi Riona y Sumizu Kota; los héroes de nuestras aldeas. así que quise venir a ver este lugar con mis propios ojos, pero antes de cruzar los arboles os escuché. Vi a Mitsuki-chan y mientrs miraba, desde una de las ramas, resbalé y finalmente pues caí hasta que me visteis en el suelo-
Volví a meterme el caramelo en la boca para volver a saborear aquella explosión de sabor en mi paladar. Qué gran sensación.
-Y poco más, aquí estoy con vosotras-
-Sí, aún debería practicar para dominar ese tipo de lucha- respondí alicaído -¡Pero por ello me entreno a conciencia a diario! No me daré por vencido-
Maldita sea, aquella kunoichi era especialista en tirar por los suelos mis falsos alardes. Pero era de esperar que alguien de mi edad y mi inexperiencia nos ería capaz de coordinar 6 katanas a la vez, de hecho ya tenía mis problemas para manejar decentemente una simple y débil kodachi. Ni siquiera tenía esos 6 brazos de los que estaba presumiendo.
Con el tiempo lo lograría.
Mitsuki fue la primera en aceptar el caramelo. Ayame vio que era un caramelo normal y corriente y tras unos instantes optó por emular a la de Uzushio, tomando otro caramelo, ambas agradecieron el gesto el cual correspondí con una amistosa sonrisa. Poco iba a durar aquella tregua pues, de nuevo se interesaron por mi deplorable entrada en escena.
No tenía escapatoria. Debía encarar aquella incómoda situación como buenamente pudiese. Mi cabeza rápidamente puso la maquinaria en marcha en busca de una escusa creíble.
*Basta de patrañas*
Con lo de los brazos ya había cubierto el cupo diario. Mitsuki se había dado cuenta y quizás una nueva mentira no me la iba a pasar por alto, por lo que lo más sensato sería decir la verdad.
-Seguramente lo mismo que vosotras, chicas- respondí en primera instancia, sujetando el caramelo con la mano diestra -Creo que estaremos bastante de acuerdo si decimos que este es un lugar de peregrinaje para cualquier ninja moderno. El lugar donde nuestros líderes y antepasados vencieron a las bestias con colas, los bijuu. Todos hemos oído hablar de ello. Uzumaki Shionaru, Koichi Riona y Sumizu Kota; los héroes de nuestras aldeas. así que quise venir a ver este lugar con mis propios ojos, pero antes de cruzar los arboles os escuché. Vi a Mitsuki-chan y mientrs miraba, desde una de las ramas, resbalé y finalmente pues caí hasta que me visteis en el suelo-
Volví a meterme el caramelo en la boca para volver a saborear aquella explosión de sabor en mi paladar. Qué gran sensación.
-Y poco más, aquí estoy con vosotras-
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa