22/01/2016, 19:02
El buen cenobita parecía estar de acuerdo con el plan del espadachín, incluso propuso una idea bastante interesante. Aseguraba que lo mejor era llevar un tercer integrante, cosa que tenía sentido puesto que aunque no combatiera, siempre era bueno tener un refuerzo. Antes de poder responder, el monje salió en busca de ropas para poder disfrazarse, mientras tras de sí iba aquella joven que le había acompañado todo aquel tiempo, dejando a Kazuma solo para que pensara.
«No creas que te vas a escapar.» —Pensó mientras en la oscuridad veía el barco con sus luces encendidas, a la espera del botín que trajeran sus camaradas.
La madrugada era fría y el olor a quemado inundaba el ambiente. Durante aquel momento de silencio y soledad, frente a aquel acantilado, pensó en innumerables posibilidades de lo que pudiera o pudo pasar.
«¿Estará pasando esto en algún otro lugar? ¿Abra gente como nosotros tratando de evitarlo?» —Le intimidaba pensar en las posibles respuestas.
Todo preparado, vamos a vestirnos rápido, ¿Has pensado lo que te dije? —Preguntó Karamaru en cuando reapareció con las negras vestimentas en sus manos. Aunque no espero respuesta, pues con prisa comenzó a cambiarse.
—Me parece una gran idea, pero necesitamos alguien que no esté herido y que aún conserve sus fuerzas.
En aquel momento, el viejo guardia se acercó de nuevo a ellos para llevarles las malas nuevas.
—¡Los piratas quemaron los botes que se encontraban en la parte de abajo! —Gritó exaltado, con el temor de que todo se hubiera echado a perder.
—Calma ¿no queda algun bote en el pueblo? —Preguntó, mostrándose aparentemente calmado.
—Queda uno —aseguro, pero mostrando un poco de duda—. Pero es muy pesado como para bajarlo hasta la playa.
—¿Pero podemos usar eso no? —Señaló en dirección al elevador.
—Sí, creo que pueden usarlo.
—Bien… Karamaru si tienes a alguien en mente para que nos acompañe, ve y búscalo mientras arreglo lo del bote y la bajada hasta la playa. —Con prisa comenzó a vestirse con aquellas negras ropas que lo camuflaban en la noche.
«No creas que te vas a escapar.» —Pensó mientras en la oscuridad veía el barco con sus luces encendidas, a la espera del botín que trajeran sus camaradas.
La madrugada era fría y el olor a quemado inundaba el ambiente. Durante aquel momento de silencio y soledad, frente a aquel acantilado, pensó en innumerables posibilidades de lo que pudiera o pudo pasar.
«¿Estará pasando esto en algún otro lugar? ¿Abra gente como nosotros tratando de evitarlo?» —Le intimidaba pensar en las posibles respuestas.
Todo preparado, vamos a vestirnos rápido, ¿Has pensado lo que te dije? —Preguntó Karamaru en cuando reapareció con las negras vestimentas en sus manos. Aunque no espero respuesta, pues con prisa comenzó a cambiarse.
—Me parece una gran idea, pero necesitamos alguien que no esté herido y que aún conserve sus fuerzas.
En aquel momento, el viejo guardia se acercó de nuevo a ellos para llevarles las malas nuevas.
—¡Los piratas quemaron los botes que se encontraban en la parte de abajo! —Gritó exaltado, con el temor de que todo se hubiera echado a perder.
—Calma ¿no queda algun bote en el pueblo? —Preguntó, mostrándose aparentemente calmado.
—Queda uno —aseguro, pero mostrando un poco de duda—. Pero es muy pesado como para bajarlo hasta la playa.
—¿Pero podemos usar eso no? —Señaló en dirección al elevador.
—Sí, creo que pueden usarlo.
—Bien… Karamaru si tienes a alguien en mente para que nos acompañe, ve y búscalo mientras arreglo lo del bote y la bajada hasta la playa. —Con prisa comenzó a vestirse con aquellas negras ropas que lo camuflaban en la noche.