26/08/2021, 21:52
A pesar de estar concentrada en los dos tipos que tenía en frente, pudo ver de reojo como Meme usaba el Suiken para golpear al tercero. No sabía bien que tan complicado o no era controlar eso. Pero lo hacía parecer fácil. Demasiado incluso. Le bastó un segundo movimiento para dejar al tipo tirado y quejándose, rendido de seguir peleando. Lo que si sabía es que queria tener a la kusajin como aliada, le daba miedo enfrentarse a esas perlas.
Tuvo mucha suerte, y también mucha valentía, de que los ladrones se hayan cagado encima después de sus palabras. No sabía si iba a poder mantenerlos tanto tiempo. Y, mucho menos, iba a poder dejarlos toda la tarde clavados ahi. Sería algo divertido, pero quería deshacerse de ellos lo más rápido posible.
—No valen la pena. Mi tiempo es más valioso.
Tenían todo controlado, pero había que asegurarse de que dejen de molestar a la gente. Abrió ambas manos, haciendo que la imiten y suelten ambas armas. Haría un movimiento asemejando a una patada suave, cosa de que ambos tiren sus armas cerca de las chicas.
—Manga de cobardes. Váyanse antes de que les avisé a los guardias. — tomó la tantō del suelo con la mano, mientras pisó el bastón para arrastrarlo hacia atrás. —¿Entendido?
Luego de eso sus sombras volvieron a ella. Los dos granujas quedaron libres. Lo único que se quedó haciendo la Nara en ese instante, fue ver que no hicieran nada raro y esperaba que simplemente huyan.
Tuvo mucha suerte, y también mucha valentía, de que los ladrones se hayan cagado encima después de sus palabras. No sabía si iba a poder mantenerlos tanto tiempo. Y, mucho menos, iba a poder dejarlos toda la tarde clavados ahi. Sería algo divertido, pero quería deshacerse de ellos lo más rápido posible.
—No valen la pena. Mi tiempo es más valioso.
Tenían todo controlado, pero había que asegurarse de que dejen de molestar a la gente. Abrió ambas manos, haciendo que la imiten y suelten ambas armas. Haría un movimiento asemejando a una patada suave, cosa de que ambos tiren sus armas cerca de las chicas.
—Manga de cobardes. Váyanse antes de que les avisé a los guardias. — tomó la tantō del suelo con la mano, mientras pisó el bastón para arrastrarlo hacia atrás. —¿Entendido?
Luego de eso sus sombras volvieron a ella. Los dos granujas quedaron libres. Lo único que se quedó haciendo la Nara en ese instante, fue ver que no hicieran nada raro y esperaba que simplemente huyan.