4/10/2021, 09:44
Ante la afirmativa de su nuevo pupilo, Eri se giró al hombre y asintió con la cabeza, posando la mano frente a su escritorio y esperando por aquel ansiado pergamino que siempre daban al comienzo de las misiones.
—Está bien, que no sea porque yo no os he avisado —dijo entre dientes, buscando en uno de los cajones del escritorio un pergamino pulcramente enrollado con una C sellada para evitar su abertura indeseada—. Mucha suerte.
Eri tomó el papel y se acercó a Natsu, no sin antes dedicarle una pequeña reverencia al encargado. Ella sí tenía modales.
—A ver qué nos han encomendado...
—¿Qué opinas? —preguntó una vez leyeran ambos el pergamino.
—Está bien, que no sea porque yo no os he avisado —dijo entre dientes, buscando en uno de los cajones del escritorio un pergamino pulcramente enrollado con una C sellada para evitar su abertura indeseada—. Mucha suerte.
Eri tomó el papel y se acercó a Natsu, no sin antes dedicarle una pequeña reverencia al encargado. Ella sí tenía modales.
—A ver qué nos han encomendado...
—¿Qué opinas? —preguntó una vez leyeran ambos el pergamino.