29/10/2021, 14:21
La voz masculina penetró su oído como una cuchilla helada. En un primer momento, una corriente fría e incómoda recorrió sus venas. Era una sensación de rechazo, como si su cuerpo le estuviese hablando. No otra vez, le decía. Entonces la adrenalina se inyectaba en su sangre, en el iris de su ojo, ahora rojo, y derretía la escarcha como un fuego purificador. Una vez más, ordenaba su mente.
Y el cuerpo obedecía. Siempre lo hacía.
El Sharingan se posó fugazmente en los dos individuos, tratando de poner en una balanza el poder de ambos. No obstante, Zaide no había sobrevivido todo aquel tiempo ni se había ganado el sobrenombre del que no se muere siendo un kamikaze. No, Zaide solo libraba las batallas que él quería librar.
Las que sabía que podía ganar.
Así había sido con Yota. Conocía sus límites, conocía de su especialidad en el Raiton. Cuando Daigo entró en escena por sorpresa, la única razón por la que Zaide se mantuvo en posición fue porque también conocía de las habilidades del taijutsero. Es lo que tiene luchar en un torneo frente a miles de ojos.
Sin embargo, no conocía a aquellos dos. Eso no le gustaba un pelo. Por eso hizo lo que hizo.
Una bomba estalló a unos siete metros de su posición. Sus ojos, cerrados por un momento —incluso su ojo ciego, por costumbre—, evitaron quedar cegados por el torrente de luz que derramó sobre él y los ninjas de Amegakure. Tomó a Yota por la nuca, y este no notó piel, sino algo pegándosele en el cuello.
—Corre conmigo —le susurró—, o el sello explosivo que te acabo de pegar estallará en diez minutos.
Tiró de él para guiarle en sus primeros pasos ciegos, y luego dejó que corriese a su par. La mayor victoria era evitar la lucha. Si conseguían huir antes de que descubriesen sus identidades, mejor todavía.
2 AOs
Sharingan activado
Nota:Sello explosivo de clase B pegado en la nuca de Yota.
Y el cuerpo obedecía. Siempre lo hacía.
El Sharingan se posó fugazmente en los dos individuos, tratando de poner en una balanza el poder de ambos. No obstante, Zaide no había sobrevivido todo aquel tiempo ni se había ganado el sobrenombre del que no se muere siendo un kamikaze. No, Zaide solo libraba las batallas que él quería librar.
Las que sabía que podía ganar.
Así había sido con Yota. Conocía sus límites, conocía de su especialidad en el Raiton. Cuando Daigo entró en escena por sorpresa, la única razón por la que Zaide se mantuvo en posición fue porque también conocía de las habilidades del taijutsero. Es lo que tiene luchar en un torneo frente a miles de ojos.
Sin embargo, no conocía a aquellos dos. Eso no le gustaba un pelo. Por eso hizo lo que hizo.
¡¡BOOOMMM!!
Una bomba estalló a unos siete metros de su posición. Sus ojos, cerrados por un momento —incluso su ojo ciego, por costumbre—, evitaron quedar cegados por el torrente de luz que derramó sobre él y los ninjas de Amegakure. Tomó a Yota por la nuca, y este no notó piel, sino algo pegándosele en el cuello.
—Corre conmigo —le susurró—, o el sello explosivo que te acabo de pegar estallará en diez minutos.
Tiró de él para guiarle en sus primeros pasos ciegos, y luego dejó que corriese a su par. La mayor victoria era evitar la lucha. Si conseguían huir antes de que descubriesen sus identidades, mejor todavía.
2 AOs
Sharingan activado
Nota:Sello explosivo de clase B pegado en la nuca de Yota.