5/11/2021, 02:37
Zaide estaba a punto de permitirse un respiro —parecía que habían dado esquinazo a los amejines—, cuando sintió que algo se le caía encima. Tropezó y cayó, y lo peor vino cuando no sintió el golpe del suelo en los morros. No de manera inmediata, al menos.
«Oh, demonios».
Empujado por el instinto de supervivencia, formó una rápida y concisa cadena de sellos que terminó en un rastro de sangre. Sonó un estallido de humo blanco en el aire, y de pronto, ambos aterrizaron en un colchón de plumas grises y blancas.
En la espalda de un águila harpía, más bien.
—¡Arriba, compañero, arriba! —Viento Blanco1 debía estar hasta el pico de él. Al contrario que con su sobrino, que únicamente acudía a Zaide para viajar y llevarle de paseo, con él era siempre en momentos de tensión. Al menos estaba acostumbrado a tener que reaccionar rápido—. ¿Sabes? —añadió, mirando a Yota—. Sueño con el día en el que dejes de necesitarme para salvarte el culo. ¿Podrás hacerlo algún día?
Sasagani Yota. No había tardado ni un segundo en intentar revelar su identidad. Y luego le pedía librar sus manos de las esposas. ¡Ja! Tenía suerte que no le cortase la lengua por lo que acababa de hacer. Aunque, pensándolo bien…
«Oh, demonios».
Empujado por el instinto de supervivencia, formó una rápida y concisa cadena de sellos que terminó en un rastro de sangre. Sonó un estallido de humo blanco en el aire, y de pronto, ambos aterrizaron en un colchón de plumas grises y blancas.
En la espalda de un águila harpía, más bien.
—¡Arriba, compañero, arriba! —Viento Blanco1 debía estar hasta el pico de él. Al contrario que con su sobrino, que únicamente acudía a Zaide para viajar y llevarle de paseo, con él era siempre en momentos de tensión. Al menos estaba acostumbrado a tener que reaccionar rápido—. ¿Sabes? —añadió, mirando a Yota—. Sueño con el día en el que dejes de necesitarme para salvarte el culo. ¿Podrás hacerlo algún día?
Sasagani Yota. No había tardado ni un segundo en intentar revelar su identidad. Y luego le pedía librar sus manos de las esposas. ¡Ja! Tenía suerte que no le cortase la lengua por lo que acababa de hacer. Aunque, pensándolo bien…
1: Invocación de Animal de combate, 100 CK